Si alguna vez has participado en alguna dinámica de grupo, existen altas probabilidades de que conozcas el «dilema de los prisioneros» en alguna de sus tropecientas versiones.
En plan resumen, el planteamiento inicial es el siguiente: la policía arresta a dos sospechosos de un crimen cualquiera pero no tienen pruebas contundentes para condenarlos. Deciden entonces separarlos y ofrecer a cada uno el mismo trato. Se presentan 3 posibles situaciones con sus respectivas consecuencias:
1) Uno de los dos confiesa y el otro no: el que ha confesado se libra de cualquier pena y el otro pasará 10 años en prisión.
2) Ninguno de los dos confiesa: se les juzgará por un cargo menor y la pena máxima será de 1 año para cada uno.
3) Ambos confiesan: los dos serán encarcelados por un máximo de 6 años cada uno.
Yo he participado en el juego varias veces y, excepto en una ocasión, siempre me llevo la pena máxima. Qué se le va a hacer, prefiero confiar en la ética de la gente.
Y, esperando que te haya ubicado un poco, me centro ya en el destello de hoy:
Golden Balls era un concurso de la televisión que se emitió durante dos años en la televisión britànica (BBC). En la parte final del programa, a los jugadores se les ofrecía dividir el premio (split) o quedarse con todo (steal). Entonces:
1) Si ambos jugadores elegían «split» se repartían el premio.
2) Si uno de ellos decidía dividir (split) pero el otro había optado por quedarse con todo (steal), el primero no se llevaba ni un céntimo y el segundo se iba con todo el dinero.
3) Si los dos jugadores optaban por no compartirlo con su compañero (steal), los dos volvían a casa sin nada.
Lo que es interesante es que cada jugador tenía que convencer al otro de que iba a colaborar y que, por tanto, escogería compartir el premio (split) para que ambos se repartieran el bote. La pregunta es si luego ambos cumplirían su palabra.
Para mí, lo ético e ideal sería que en cada una de esas finales se hubiera optado por la colaboración (no solo de palabra) y todos volvieran a casa con algo pero ya puedes imaginarte que no siempre fue así (si no, el juego no tendría emoción).
¿Qué pasaría si un concursante propusiera un trato inesperado a su contrincante que, además, dejara «loca» a la audiencia y totalmente desubicado al presentador?
Te presento a Nick y a Ibrahim.
OBJETIVO 1: Preguntarte qué habrías hecho en el lugar de Ibrahim y hasta qué punto confías en los demás.
OBJETIVO 2: Recordar las veces que te han fallado y has fallado, pero también aquellas en que la confianza te trajo alegrías.
CRÉDITO: Golden balls, Nick e Ibrahim.
CATEGORÍA: Más allá de la confianza.