No sé qué puedo contarte que pueda serte interesante, o cuanto menos curioso: ¿que soy de ciudad pero que vivo en un parque natural (bastante alejada del mundo)? ¿Que soy criminóloga de formación? ¿Que en mis 20 trabajé de croupier en cuatro países distintos? ¿Qué muchas tardes de domingo las paso jugando al backgammon y al 7 WONDERS DUEL? ¿Que mis viajes favoritos siguen siendo los de mochila? ¿Que soy muy fan de la tortilla de patata (la jugosa, por supuesto) y del tiramisú?
Podría contarte mil batallitas, pero ¿para qué?
Si un hombre cualquiera, incluso vulgar, supiera narrar su propia vida, escribiría una de las más grandes novelas que jamás se haya escrito. —Giovani Papini
Lo que sí que te puedo contar es que nunca he entendido mucho el mundo y que sigo buscando perspectivas que me ayuden a vivir mejor en él, siempre buscando la coherencia con lo que soy (o creo ser, que esto del autoconocimiento es un viaje sin fin).
A veces pienso que sería más fácil ser devota de algo o de alguien, pero sé que no va conmigo; así que picoteo, cuestiono, pienso, siento, me hago preguntas, e intento lidiar con mis luchas internas mientras voy aprendiendo a vivir conmigo y lo que me rodea.
Tengo claro que no hay fórmulas mágicas, pero me doy por satisfecha si voy perfeccionando la mía.
Así pues, asumiendo que la felicidad plena y constante es una ilusión, sí que tengo una brújula, un sistema que me permite no desviarme mucho del camino: identifico mis valores para vivir acorde con ellos, no pierdo la buena actitud cuando la vida se tuerce, acepto que no todo depende de nosotros (y que el factor suerte puede estar a favor o en contra, «porque la vida es así»), agradezco esos momentos de felicidad efímera (a las que cada vez les doy más valor), sigo la regla de oro y, en los momentos de bajón, me acerco a mi ALDELGRAN* a buscar inspiración.
Al final, uno descubre (y se autodescubre) mientras vive, siente, hace, deshace, tropieza, se levanta, prioriza, lee, comparte, razona, prepara el desayuno, decide, camina, imagina, escoge, escribe, simplifica, curiosea, juega, camina… Y ES.
… O eso creo yo.
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* ALDELGRAN es mi ALtar De Los GRANdes, un altar «imaginario» compuesto por gente que ha dejado huella en mi vida y que son una brújula extra en mis días. Está mi abuela, personas anónimas para ti pero que para mí han sido regalos (sigan presentes o no en mi vida, da igual), personajes de ficción (sí, también hay de esos) y gente conocida que me han aportado luz o inspiración desde su aporte al mundo a través de sus ideas, sus actos o su arte, ya sean Bruce Lee, Vicente Ferrer, Hildegard von Bingen o Dostoyevski, por ejemplo. Por cierto, algunos de ellos están en el blog.