Te traigo un 2X1, un manual de limpieza que ordena tu casa y tu cabeza de una sola sentada.
Se trata de una serie de recomendaciones para encontrar la armonía y la serenidad en nuestra mente mientras ponemos orden en nuestras habitaciones.
Y bueno, como he parecido interesante, he pensado en compartirlas contigo.
Son del libro Manual de limpieza de un monje budista, de Keisuke Matsumuto, por si te apetece explorar un poco más.
Por supuesto, no se trata de convertir la limpieza y el orden en una obsesión y hacer la prueba del algodón una y otra vez, sino de crear el hábito y realizar las tareas domésticas con atención, como si fuera una fase meditativa del día a día, como un ejercicio espiritual.
Además, en su libro, Keisuke recuerda que uno de los discípulos de Buda contaba que su maestro había encontrado el nirvana barriendo.
(Y entonces yo recuerdo a mi superabuela, que tiene la casa impoluta y que cada mañana pasa la escoba, y gracias a Kesisuke, descubro por qué es tan sabia, cuerda y molona).
Te dejo con el decálogo del monje budista sobre la limpieza aunque te animo a que leas el libro: es ameno, corto y está lleno de ilustraciones.
Decálogo de la limpieza consciente
#1. Quienes no cuidan los objetos, tampoco cuidan de las personas. Cualquier objeto ha sido creado con esfuerzo y dedicación. Cuando limpiemos o pongamos orden, debemos tratarlas cosas con cuidado.
#2. Tengamos gratitud hacia las cosas que nos han sido útiles y, cuando realmente no las necesitemos, hagámoslas resplandecer con una nueva luz dándoselas a quien pueda hacer buen uso de ellas.
#3. La limpieza debe hacerse a primera hora de la mañana. Si empezamos en silencio, rodeados por la calma, cuando la vegetación y las personas de alrededor aún duermen, nuestro corazón se sentirá en paz y nuestra mente despejada.
#4. Por la noche, antes de irnos a dormir, debemos recoger, guardar y ordenar las cosas que hemos utilizado y desordenado durante el día, para dejarlas tal y como estaban, y facilitar la limpieza al día siguiente.
#5. Puede que al principio nos cueste, pero si conseguimos limpiar por la mañana y ordenar por la noche, notaremos como nuestro espíritu y cuerpo se mantienen despejados a lo largo del día y podremos disfrutar de una espléndida jornada.
#6. Antes de limpiar, hay que abrir las ventanas y ventilar para purificar el aire. Sentir en la piel la frescura del aire que entra, hace que uno se sienta más despierto y puro y, si llenamos con éste los pulmones, las ganas de limpiar surgen de forma natural.
#7. El aire que entra es templado y agradable en primavera y otoño, bochornoso en verano y gélido en invierno, pero sentir su benevolencia y su dureza en nuestra piel nos pone en contacto con nuestra fragilidad humana, la Naturaleza y la fuerza de la vida.
#8. Para respetar la vida, evitando que proliferen los insectos y tener que matarlos innecesariamente, debemos recoger después de las comidas, tirar la basura orgánica, evitar que se acumule el agua en sitios y recipientes y podar bien la vegetación.
#9. En vez de arrepentirnos del pasado o preocuparnos por el futuro, debemos vivir plenamente el ahora y esforzarnos por no arrepentirnos mañana. Aplicado a purificar el espíritu mediante la limpieza sería: «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy».
#10. Repartir y rotar la limpieza ente todos los miembros de la familia ayuda a valorar lo que los demás hacen por nosotros. Comprender que nuestras existencias dependen unas de otras nos ayuda a trabajar en equipo y a hacer las cosas pensando en los otros.
Apuntes finales
No me digas que a partir de ahora vas a lavar los platos o a coger la escoba de la misma manera.
¿Sabes? Tengo un amigo que dice que es incapaz de meditar pero al que le encanta cocinar. Dice que, entre fogones, siente muchísima paz y que pierde la noción del tiempo.
Concluyo que es el que más medita de todo mi círculo. Bueno, con mi abuela, la molona.
Y tú, ¿dónde encuentras la paz?