Y es que, ¿quién dijo imposible? Tiene que ver con fa fe y sus complejidades.Y, más allá de cualquier religión, la fe en uno mismo.
—¿Crees que puedes lograrlo?
—¡Sí, creo que puedo!
—¿Crees que podemos lograrlo?
—¡Sí, creo que podemos!
No sé si alguna vez te han descrito una película como encantadora pero Little boy estaría en esa catalogación porque sí, es un verdadero encanto.
Little boy tiene un punto católico bastante acentuado pero independientemente —y más allá— de él, sobresalen una pila de valores humanos, universales y compartidos por todos que merecen toda nuestra atención.
El tema principal de la película es la confianza plena de que algo imposible puede ser posible, pero da para más.
Pincelamos y vamos a las reflexiones.
7 pinceladas
- Pepper tiene 8 años y vive en un pequeño pueblo estadounidense, con sus padres y su hermano mayor, London.
- Es muy bajito por lo que tiene que aguantar las burlas de otros niños que le llaman enano y pigmeo. Al final, el apodo queda «suavizado» a «little boy» (niño pequeño).
- Su mejor amigo es su padre, que le acompaña en juegos y aventuras. Ambos tienen debilidad por un héroe de ese tiempo: Ben Eagle, un mago que lucha contra el crimen.
- Llega la II Guerra mundial y el padre tiene que ir a luchar contra los japoneses, una noticia que la familia recibe con gran tristeza.
- El padre es capturado y convertido prisionero de guerra. Pepper centra toda su intención en que vuelva convencido que podrá. Y es que…
- Un mago que interpreta a Ben Eagle viene al pueblo le hace creer que ha movido una botella con el poder de la intención.
- Escucha en la iglesia que solo es necesario tener fe del tamaño de un grano de mostaza para mover una montaña.
- El párroco del pueblo le da una lista con actos de misericordia que le ayudarán a conseguirlo. Incluye uno extra: hacer amistad con el vecino japonés, Hashimoto, víctima de represalias por parte de los vecinos por ser eso, japonés, y que también tiene un apodo «Jap».
- Little boy cumplimenta la lista.
… ¿Conseguirá traer a su padre de vuelta? (si no has visto la peli, no te aventures…)
Batallón de Reflexiones: 5 lecciones
#1. La importancia de la fe.
«La esperanza es lo último que se pierde» y la «fe mueve montañas» forman el súper combo y el tema central de la película.
Curiosamente, también es el kit en el que nos refugiamos todos cuando lidiamos con imprevistos y cosas «feas» en nuestra vida.
Porque, ¿acaso no nos volvemos creyentes en el poder de la fe y la esperanza (más allá de la religión que profesemos, si profesamos alguna…) en los momentos malos? Eso, o perteneces a la excepción de aquellos que tiran la toalla ya de primeras aceptando la fatalidad sin valorar un giro, ejem.
Little Boy no duda en hacerse con el combo y hacer todo lo que esté en su mano para que su padre vuelva a casa sano.
Primero, Pepper cree en la magia de Ben Eagle; luego, toma de forma literal aquello de «un grano de mostaza mueve una montaña»; más tarde, que la última palabra la tiene Dios pero que una lista de antaño tiene las respuestas… Y así.
Sea como sea, tiene dos razones de peso que le ayudan a seguir creyendo: la magia del mago y la fe del cura.
—Si tengo suficiente fe nada es imposible, ¿verdad? —Little boy
En la película, la fe está en la magia, en la existencia en un ser superior y también en la más importante, la que realmente tenemos que tener en cuenta: La fe en uno mismo.
¿Crees en algo y te hace bien? Pues no dejes que nada ni nadie te haga tambalear esa fe aunque asegúrate que no daña a nadie de tu entorno, que no debería.
#2. Del odio al amor hay solo un paso.
Las generalizaciones son nefastas cuando son negativas y pagan justos por pecadores.
Hashimoto tiene todas las antipatías del pueblo (menos la del párroco) por el mero hecho de ser japonés.
Es una decisión basada en un silogismo:
Premisa #1. Los Japoneses son el enemigo.
Premisa #2: Hashimoto es japonés.
Conclusión: Hashimoto es el enemigo.
La hostilidad de los vecinos es evidente y le hacen la vida imposible: Lo insultan, lo amenazan, le complican la vida…
Incluso Pepper le tiene rabia puesto que Hashimoto representa justamente a Japón, el país que «le ha arrebatado» a su padre.
Pero del odio al amor hay un paso cuando hay intención y apertura.
Y aunque de primeras es forzada, Little Boy tiene una razón por la que amistarse con Hashimoto: es uno de las acciones encomendadas en la lista que le ha dado el párroco y si la cumplimenta, su fe será más grande y, a última instancia, su padre regresará a casa.
Por supuesto, al niño no le hace nada de gracia pero luego, gracias a ese acercamiento, se da cuenta de que…
1) Hashimoto es una persona fantástica.
2) Que sea japonés no le hace enemigo por decreto.
3) Hay más cosas que les unen que no que les diferencien…
Con el acercamiento, lo acepta, le quiere, lo respeta e incluso se defienden mutuamente.
¿Qué hizo falta? solo un puñetero paso para acercarse. Sí, uno solo.
(La de conflictos que se evitarían únicamente con comunicación… no me digas que no).
Busca lo que te acerca —no lo que te aleja— de aquellos que te rodean.
#3. Ante la duda, haz lo que tenga más sentido para ti.
Para mí es la clave en cómo deberíamos llevar nuestra vida, nuestro día a día…
En un momento crucial de la película, en la que Pepper está sumido en un mar de confusión sobre la Fe, Dios y sus poderes acude a Hashimoto, en busca de un alivio, de una respuesta amiga:
—Haz lo que tenga más sentido para ti. —Hashimoto
Para mí, es eso, la clave.
¿Qué decides creer? Decide y escoge escuchándote optando siempre por aquello que tenga más sentido para ti.
#4. Perseverancia, compromiso y búsqueda de respuestas.
¿Dónde reside el poder de hacer realidad los deseos? ¿En la magia? ¿En un grano de mostaza?
¿Tendrá Ben Eagle un grano de esos y por eso es invencible haciendo el bien?
Pepper tiene tantas dudas que, confundido, decide ir a la iglesia, en busca de respuestas.
El párroco le cuenta que, mayoritariamente —¡Oh sorpresa!—, es una cuestión de fe.
Es más, para que el niño se asegure de que tiene su fe “en forma”, le da una lista muy vieja —y con un punto de misterio— que deberá cumplir a rajatabla.
Y bueno, si has visto la peli antes de leer este post (que espero que sí) ya sabrás que es una relación de actos misericordiosos para un mundo mejor.
A saber: alimentar al hambriento, dar refugio al pobre, visitar a alguien en la cárcel, vestir al desnudo, visitar al enfermo, enterrar al muerto y un “extra” especial: amistarse con Hashimoto.
Pero espera, ¿cómo podría hacerse amigo little boy de su enemigo? Pues no planteándose lo contrario.
Es verdad que, de primeras, no le hace ni pizca de gracia hacerse amigo de su vecino japonés pero tiene un objetivo claro y hará todo lo que convenga: está tan comprometido con su causa que nada le parece imposible, incluso acabar siendo amigos con Hashimoto.
Un momento revelador de la escena con el párroco (y quizás de la película) es cuando este último, para evitar una posible frustración del pequeño por si el padre nunca vuelve de la guerra (una posibilidad que, excepto el niño, todos valoran) le recuerda a Pepper que la última voluntad es de Dios.
Pero Pepper le contesta algo así como «¿Y por qué Dios no debería querer que mi padre volviera?»
Total que se va con su lista extra convencido de cumplimentar la lista y contar con la ayuda de Dios.
Cuando tengas un sueño de esos imposibles, créetelo. Persevera desde el compromiso que harás todo lo que está en tu mano para convertirlo en una realidad.
#5. Los bienes y daños «colaterales» no dependen de ti.
A veces no todo sucede como está previsto y el pack «deseos, sueños y oraciones» puede ser contestado de una manera distinta a la esperada.
Si resulta ser positivo, uno se adapta, no hay problema. El reto es cuando hay un daño, cuando nos encontramos con algo que no esperábamos y que nos perjudica.
No podemos controlarlo todo pero, por si acaso, mejor tener en cuenta qué pedimos y cómo lo pedimos.
Apuntes finales
Little boy es una película, desde mi punto de vista, totalmente encantadora.
Te recuerda esa capacidad innata que tenemos de pequeños de sentir sin límites, de amar y perdonar en grande, sin dar muchas vueltas ni juzgar una situación.
Una capacidad que luego parece que perdemos.
Little boy nos invita a recuperar esa actitud de amar más y juzgar menos, de perdonar, de compadecer y de confiar.
Termino con una propuesta: teniendo en cuenta que seguramente no te encuentras en la situación desesperada de que vuelva tu padre de la guerra con Japón, ¿en qué vas a poner tu grano de mostaza a trabajar? ¿Qué es aquello «imposible» que, paradójicamente, querrías conseguir?
Podrías recuperar la actitud de Little Boy y poner toda tu atención en conseguirlo.
Y sabes, solo hace falta quererlo, ponerle un poco de fe, otro tanto de confianza y dar un primer paso.
¿Y por qué no? ¿Acaso no crees en los milagros?… Venga, ¿ni que sea un poquito?