¿Te imaginas que una pelota de ping pong no fuera tan solo una pelota, sino un regalo de los dioses? ¿El tesoro y emblema de tu país? ¿Tu talismán de la suerte? ¿El inicio de una gran aventura?
La película para la reflexión de hoy es una auténtica delicia, un regalo para todos los sentidos y también un remanso de paz.
Te lo digo en serio: si buscas serenidad, belleza, inocencia, imaginación, paisajes que quitan el aliento y un toque de sorpresa, tienes que verla y maravillarte con ella, que lo harás.
Y bueno, hasta aquí el post de esta semana porque te invito a dejar el post aquí y ver esta joya de película que es Ping pong mongol target=»blank» (si te cuesta encontrarla, la puedes ver en FILMIN). Te veo cuando la acabes, a no ser que ya la hayas visto, claro. Entonces, puedes seguir leyendo…
7 Pinceladas
- En la estepa mongola, un niño de unos 8 años encuentra una bolita blanca flotando en el arroyo.
- Se lo lleva a casa intrigado y se la enseña a sus dos mejores amigos (Ergotou y Dawa) que, por supuesto, se suman a su deseo de saber qué es.
- La abuela de Bilike (que así se llama el niño) le dice que es una perla resplandeciente enviada por los Dioses y que les dará buena suerte.
- Los 3 amigos pasan una noche en la intemperie para ver los efectos del poder de la bolita, pero no ven que ocurra nada magnífico ni extraño: no brilla, no se convierte en nada especial, no responde a la oscuridad….
- Ante la decepción, los niños consultan a sus familias (previamente enfadados porque hayan pasado la noche fuera de casa) y a los sabios lamas para seguir investigando sobre «la bolita de los dioses».
- Descubren (gracias a la nueva televisión de Dawa) que la bolita es «la Pelota Nacional de China» por lo que deciden dirigirse a Pekín a devolverla, aun no sabiendo que les queda bastante lejos en el mapa.
- Descifran el misterio y se encuentran con esa realidad «no tan estupenda» que muchas veces choca con la fantasía y con el ideal de lo que pudiera haber sido.
Batallón de Reflexiones: 3 lecciones
#1. Pongamos un toque de inocencia en nuestras vidas.
Me refiero a la curiosidad, a la imaginación, a la creatividad, a la exploración de lo desconocido, a la valentía y a no ponerse límites.
Y es que parece mentira que, a más mayores nos hacemos, más tenemos que reivindicarla.
Menos mal que aun nos quedan ejemplos de mayores que nunca han perdido ese punto de ilusión y aventura u que siguen contemplando el mundo desde la apertura a sorprenderse.
Bilike y sus amigos juegan, están atentos a todo, interpretan, asumen riesgos, dicen lo que piensan, tienen roces entre ellos, se disgustan, se enfadan, reciben reprimendas, pero es que todo ello forma parte del crecer y del vivir de verdad.
Es cuestión de actitud y de querer seguir creciendo.
#2. Cuando algo es especial cobra una nueva dimensión.
¿Alguna vez te has parado a contemplar una pelota de ping pong? ¿Su textura? ¿Su tonalidad de blanco? ¿Su peso?
Es más, si te la acercaras cerca de la oreja, ¿te diría algo? ¿Has pensado en su recorrido desde que fue creada? ¿Viene de China?
En esta vida de constante ajetreo dónde parece que no hay cabida para las sorpresas y en la que todo parece estar automatizado, descubierto y requetesabido aparecen estos 3 niños para darnos un «toque» y recordarnos que todo es extraordinario si se contempla con curiosidad e interés.
Haz esta prueba: escoge un limón de tu despensa y bautízalo con un nombre, dale una historia y decide qué relación tenéis. Te aseguro que el limón ya no será el mismo.
(yo he hecho esta actividad en grupo un montón de veces y siempre siempre siempre hay reparos en tirarlo o usarlo, de verdad).
Otro ejemplo lo encontramos en El Principito, cuando para él solo hay una rosa y un zorro en su vida:
No era más que un zorro semejante a cien mil otros pero lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo.
En la película, la pelota de ping pong que encuentra Bilike no es una pelota cualquiera y pasa por distintas fases: primero es una «cosa misteriosa»; luego, un talismán; después, «un regalo del cielo»; y más tarde, «la Pelota Nacional de China».
¿Y por qué? porque se le ha dado una historia y ha cobrado importancia.
#3. Cuando poco no es «poco» sino más que «suficiente».
La historia de los tres niños, y por tanto de la película, se centra en una pelota de ping pong. Les sobra y les basta para soñar y vivir una aventura que, además, es compartida por los tres. No necesitan nada más que la pelota y, por tanto, la tableta ZPO-4500 MAX STl-Loquesea de turno, el MP2000, la wii, la play station, el smart phone (que muchos niños lo empiezan a tener ya) y la nueva versión de familia tamagochi quedan muy lejos.
Me parece que habría que darle una vuelta al contraste. O al menos, coger perspectiva sobre lo que supone que tengamos tecnología hasta en la sopa.
El concepto del tiempo, de las relaciones, de las tradiciones y el día a día de unos niños en la estepa mongola no tienen nada que ver con los días de los más pequeños en occidente y, aunque ahora no se trata de desprenderse de todo, sí que valdría la pena darle una pensada a cómo vivimos nuestros días.
Apuntes finales
De una manera bastante sutil, en la película ya se observa que, poco a poco, la globalización llegará incluso en la estepa mongola, que es como el fin del mundo.
Espero que, de todos modos, puedan mantener sus tradiciones, sus valores y, en la medida que puedan, esa inocencia que les permite sorprenderse del mundo.
Y ahora, para ir terminando, levanta la vista y recae en el primer objeto que veas.
Cógelo, obsérvalo, inventa una historia alrededor.
¿Qué podría ser si no fuera lo que es en realidad?
Haz que tu vida de esta semana (de lo que queda de mes, del próximo año) sea una oda a la sencillez y a la capacidad de sorprenderte con aquello que te rodea y que, normalmente, no te paras a contemplar.
Quizás te da para un libro.