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Artículos y destellos para ser cada día mejor.

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Por qué es mejor soñar (muy) a lo grande

Cuesta lo mismo —exactamente lo mismo— soñar en pequeño o a lo grande.

Entonces, ¿por qué reprimirnos? ¿No sería mejor no poner restricciones y luego ir ajustando a ya decidir que algo es imposible de antemano?

A mí me preocupa que sueñes demasiado en pequeño porque eso no te va a ayudar a conseguir ser tu mejor versión.

No te digo de creerte invencible y con súper poderes, lo que te> pido es que estés abierto a sorprenderte, a no menospreciar lo que puedes conseguir en los próximos meses.

Y es que imagínate (en grande) dónde podrías llegar en 3 años con esa actitud.

Lejos. Muy lejos.

Y por eso la talla de tus sueños tiene que ser pensando en la que necesitaría Gargantúa, una XXXXL.

Si te parece, resérvate un mínimo de 15 minutos y, boli en mano —siempre funciona mejor— coge una hoja en blanco y empieza a escribir mientras te imaginas como será tu vida a 3 años vista.

Escribe en presente.

¿A qué hora te levantas? ¿Qué estás desayunando? ¿En qué estás trabajando? ¿A qué te dedicas en tu tiempo libre?, ¿Dónde vives?, ¿De qué va tu libro de cabecera?, ¿Dónde planeas ir en tus próximas vacaciones?

Concreta lo máximo y recréate con detalles que te hagan sentir lo mega de estupenda que e tu vida.

Venga, hazlo.

Además, como la sonrisa y el buen rollo están asegurados, tan solo por eso, ya habrá valido la pena.

Por supuesto, no te censures ni te pierdas analizando si lo que pides y sueñas es factible o no, si te lo mereces o no, si es realista o no…

Nada, ya habrá tiempo para eso, pero si te limitas desde el principio con aquello de los objetivos S.M.A.R.T (specific, measurable, attainable, realistic, time-bound: específico, medible, alcanzable, realista y oportuno) creo que te cierras muchas opciones.

Y no quieres eso.

De hecho, lo que sería ideal es que lo que diseñaras tu nueva vida sintiendo mariposas en el estómago y sorprendiéndote a carcajada limpia con un «¡Oh, là là… se me está yendo de las manos». Y es que en la emoción está la clave.

Porque no, no es demasiado ambicioso. Ya encontrarás la manera.

El ejercicio de hoy va de soñar e imaginar al detalle así que adelante, de verdad, pide lo que se te antoje y cierra el pesimismo, limitaciones y convicciones sociales bajo llave.

¿Quién sabe? Quizás das con algo que te hace vibrar tantísimo que te pones manos a la obra en el momento en que lo identifiques.

Y yo creo que bien vale el intento, ni que sea para pasar un buen rato.

¿Te cuento una batallita?

El diluvio universal y el derecho a soñar

Érase una vez, en una tarde de verano de hace muchísimos años, estaba yo con unos amigos en un chiringuito de la playa.

De golpe, y sin avisar, empezó a llover.

A llover mucho.

Pero que mucho.

(De verdad que, incluso ahora, no recuerdo un «diluvio» como ese).

Total que, en nada estábamos empapadísimos.

Como no había manera de «escapar», tuvimos que refugiarnos en una cafetería que, para nuestra suerte, también era pastelería.

No sé la de horas que nos pasamos ahí metidos pero recuerdo perfectamente como, muy a lo tonto, y riendo a carcajadas de la situación, nos pusimos a soñar a lo grande.

Y también recuerdo cómo íbamos incorporando dosis de imaginación, proponiendo alternativas y valorando el sueño, por si era mejorable.

Nos dejamos llevar tantísimo (digamos que el tiempo ayudó porque de verdad que no paraba de llover) que fue una de las tardes más divertidas de nuestras vidas, literal, y sigue dibujándonos una sonrisa.

Ya ves tú los ingredientes: una tarde cualquiera de verano, una lluvia torrencial, una taza de café, unos bollos y un sueño a tres bandas.

Y ya no por lo que se dijo o se dejó de decir sino por la sensación de crear, imaginar y disfrutar como si ya fuera real.

Pero hay más: algunas de las cosas que se dijeron en esa tarde, se hicieron realidad.

Apuntes finales

Seguramente, tú también has tenido tu propia «tarde de diluvio universal».

Quizás es un buen momento para recuperarla, como extra motivación.

Recuerda que lo importante es darte permiso para imaginar a lo grande. Luego ya le pondrás dosis de realismo, «cabeza» y guillotina pero, de primeras, mi invitación es que te dejes disfrutar de ti mismo creando desde el corazón.

Puestos a escoger…

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