Recuerdo perfectamente el momento en que descubrí (me descubrieron) que «el mapa no es el territorio».
Fue en el curso de animación sociocultural que hice hace un montón de años.
Pero sí, me quedó grabado desde entonces e incluso recuerdo el nombre de la instructora, Maribel.
La frase no deja de ser una metáfora en la que el territorio es la realidad y, el mapa, tu representación de lo que crees que es.
A día de hoy, 20 (¿21?) años después, sigue siendo de mis «revelaciones» favoritas y he decidido compartirla contigo, por si no la conoces o te apetece recordarla.
A modo introductorio te cuento que esta diferenciación tan acertada e ilustrativa es de Alfred Korzybski, creador y padre de la disciplina Semántica General.
Lo que declaraba Alfred es que la estructura de nuestro sistema nervioso y nuestra lengua materna limitan nuestro conocimiento.
Lo que significa es que según el idioma con el que crecemos y según lo que pensamos —y vamos sintiendo—, vemos el mundo de una u otra manera.
La aportación es de gran relevancia porque viene a decir que nuestra percepción de la realidad no es la realidad en sí misma, sino nuestra propia versión, nuestro mapa del territorio que, este sí, compartimos con los demás.
¿Te suena el dicho «Tantas cabezas, tantos sombreros»? Pues sería cuestión de añadirle una última parte, esta: «y tantos mapas».
Cómo construyes tu mapa
Tu mapa es la suma de tus experiencias, sentimientos y creencias.
Percibes el mundo con los 5 sentidos y la información que recoges pasa por un filtro mediante un proceso neuronal.
Lo hace a conveniencia, distorsionando, anulando, potenciando y generalizando.
Lo hace a partir de nuestros valores, creencias, normas autoimpuestas, vivencias y capacidades.
El resultado es un mapa, el mismo que utilizaremos para interpretar la realidad.
MAPAM* (*palabrejo inventado)
Es interesante reconocer que cualquier mapa será imperfecto y que, por mucho que lo vayamos ajustando, siempre se nos escapará alguna particularidad.
El mapa más completo será siempre la suma de todos los mapas individuales.
Pero es una utopía y yo lo he llamado mapam.
El concepto de mapam albergaría todas y cada una de las peculiaridades, sin que se le escapase el mínimo recodo del territorio y sería perfecto, una obra de arte.
Asumiendo de antemano la quimera, sí que me parece interesante ir remapeando nuestros mapas de una forma consciente, siendo más respetuosos con la diferencia, e incrementando opciones para pensar, sentir y vivir de otra manera más plena.
Es solo una idea.
Mapa Vs Territorio
(¿Por qué no entiendo el mundo?)
La diferenciación de Alfred no deja de ser interesante.
Por otro lado, también es inquietante.
Sobre todo cuando te interesa el mundo y te gustaría comprenderlo buscando esa «verdad absoluta» (e imposible) sabiendo que el conocimiento nos hará libres y más justos.
Sabiendo lo del mapa y el territorio y asumiendo que, al final, te comunicas con el otro intercambiando solo interpretaciones, yo creo que se consigue un 2X1:
1) Te relajas asumiendo que es imposible conocer la realidad y tener la certeza absoluta de qué es el mundo.
2) Te ayuda a la comunicación y a la empatía, a conocer más el mapa del otro desde la curiosidad, el interés y dejando los prejuicios a un lado.
Hay tantos mapas como habitantes en la Tierra (en estos momentos, justamente estos) y todos coexistiendo en el mundo.
Teniendo en cuenta que tantos mapas como habitantes y tantas realidades como mapas estaríamos hablando de billones.
Billones de mapas. Billones de realidades. Billones de interpretaciones. Billones de posibles malentendidos…
Pero también billones de posibilidades para seguir creciendo y mejorando.
Y es que a más mapas conocieras, más oportunidades tendrías para mejorar la cartografía del tuyo.
Apuntes finales
Recapitulemos:
#1. No conoces la realidad del territorio, la interpretas con tu mapa. Así como la interpretas, reaccionas e interactúas.
#2. Tener un mapa está bien, y puede ser una buena referencia en tu viaje, pero ten la apertura suficiente para aceptar otros distintos. Te enriquecerán la experiencia.
#3. Si te acercas a explorar otros mapas con curiosidad e interés, de una forma mágica, el tuyo se irá perfilando y ajustando más a la realidad. Vale, sí, nunca podrás hacerte con el mapam absoluto, pero tu visión será más amplia y te ayudará a comprender más el mundo de los demás.
#4. A partir de ahora, viaja cuando puedas, aprende un nuevo idioma, haz alguna actividad distinta a las que estés habituado, conversa con un extraño, sustituye el azúcar por panela… Suma experiencias nuevas y tu mapa te lo agradecerá.
El principal objetivo es ver cómo comunicas, en qué te basas y cómo recibes del resto. Ah, y ya que estamos, asegurarte de que lo haces como una jirafa, no como un chacal.
Para ir terminando, te voy a invitar a que seas más consciente de tu mapa.
Cartografía al poder.