¿Cómo ves el vaso? ¿Eres de los que lo ven «medio lleno»? ¿Más bien «medio vacío»?
De todos modos no es tan importante cómo lo ves sino qué haces al respecto.
Me refiero a si pones la intención en llenarlo, lo contemplas tal cual está o si optas por ver si se va vaciando poco a poco, que también es una opción.
Hoy el post va sobre algo tan importante como la actitud y estoy aquí para recordarte por qué tienes que mantenerla positiva y seguir adelante pase lo que pase.
«No podemos escoger nuestras circunstancias exteriores pero siempre podemos escoger cómo respondemos a ellas.» —Epicteto.
A veces nos olvidamos que todo nos puede ser arrebatado de la vida menos una última libertad: la actitud y la reacción frente a las circunstancias.
¿Cómo llevas eso de la actitud? Vamos a asegurarnos de que sea entre bien y muy bien.
A.P. (Actitud Positiva) «en forma»
No es lo único que ayuda, cierto, pero tener una buena actitud es vital para tu éxito (si la palabra «éxito» no te convence, cámbiala por «felicidad» o por alguna que te pueda resonar más, lo dejo a tu elección).
De primeras, 1) te ayuda a lidiar más fácilmente con la vida, con sus imprevistos y sus retos, que no es poco y 2) te invita a pensar de una forma más positiva, que es también una «extra ayuda» para que todo te salga bien (no olvides aquello de tus pensamientos crean tu realidad así que sí, mejor tenerlos de tu parte).
Para identificar tu nivel de A.P., reflexiona ya mismo sobre a) hasta qué punto piensas en positivo y de forma suficientemente constructiva, b) la cantidad de energía que dedicas a poder conseguir tus objetivos, c) la creatividad que desprendes cuando te enfrentas a la adversidad, d) cuantifica si ves más oportunidades u obstáculos, e) estate atento si te levantas con una sonrisa que ilumina más que el sol o con un montón de nubes encima de tu cabeza que propician una borrasca.
Actitud Positiva: 5 consejos prácticos
#1. Escoge ser positivo. Me refiero a que cuando algo negativo pase por tu cabeza te digas algo así como «Cancelado. Te borro. Sayonara, baby».
#2. Encuentra lo positivo en todo, incluso en lo malo. Aunque al principio te cueste, ten por seguro que puedes ver algo bueno en lo que reparar. Tomátelo como un juego, cuanto más cosas positivas veas, más puntos.
#3. Por la mañana, opta por sonreírte al espejo. Así como los días soleados ya producen un efecto positivo, tu solecillo interno, también.
#4. Piensa que el Universo está de tu parte. Sí, cierto, también podría estar en tu contra pero escoger por escoger, yo digo que mejor tenerlo como amigo.
#5. Rodéate de personas que vayan sobradas de actitud positiva, porque te ayudarán a seguir en el bucle de lo bueno.
Y 3 pasos…
#1. Identifica dónde estás.
#2. No te resistas.
#3. Haz caso a Marco Aurelio:
Apuntes finales
En este mundo (muchas veces «loco», absurdo y no siempre a nuestro gusto), no tenemos que olvidar que disponemos de una baza determinante que es también nuestra libertad última: la actitud frente a lo que nos pasa.
Para mí «ser positivo» no significa ignorar lo negativo (eso sería de una ingenuidad absoluta), sino tener una actitud dispuesta a superar los reveses que nos vamos encontrando, que no son pocos, ni dejarán de serlo. (La vida es así).
De hecho, quizás es interesante recuperar el praemedetitatio malorum de los estoicos, que no es otra cosa que la visualización negativa. Pero no como un ejercicio de pesimismo no, sino como un recordatorio de que los imprevistos existen y que mejor tenerlos en cuenta e idear planes alternativos, por si acaso.
En definitiva: tener bajones es parte de la vida (si no, cuéntame tu secreto) pero es nuestra actitud la que hará que nos podamos recuperar del revés más pronto que tarde, que sería lo suyo.
Si tienes que quedarte con una única idea, te propongo esta: cuando identifiques que tus días están siguiendo una tendencia que tira cada vez más a «tonalidades oscuras», para y empieza con el proceso de aclarado antes de que llegue al negro azabache y sea más complicado.
Eso sí, poco a poco, ajustando tu actitud y llenando otra vez el vaso, aunque sea gota a gota.
El optimismo construye y llena los vasos; el pesimismo, destruye y evapora el agua. Pero ojo, no el optimismo «happy flower» a toda costa, sino porque es sabiduría práctica y nos conviene tenerla más presente que olvidada.
[Nota final]: Te invito a ver una conferencia sobre el efecto que tiene una actitud positiva que, a parte de interesante —que lo es—, te hará despertar alguna que otra carcajada, o un montón de ellas.