… a nosotros mismos.
Te voy a invitar a que te preguntes sobre cómo te hablas, a saber si eres consciente de qué te dices durante el día, de cómo te tratas y de si, alguna vez, te has parado a identificar qué porcentaje de amor u odio te dedicas cuando te hablas a ti mismo.
Me refiero a si eres de los que…
- Te machacas con aquello de «no puedo», «no sé», «es difícil», «soy incapaz» —uf—
- Estás más cerca de «lo intentaré» «puedo probar» «lo estoy intentando» «haré todo lo que pueda» —uf II—
- Tienes una actitud positiva y te mueves más entre los «puedo», «sé », «me las ingeniaré», «soy capaz» —para nada uf—
No sigas leyendo hasta que hayas reflexionado un minuto. De hecho,te invito a que leas de nuevo (pero en voz alta) los 3 puntos anteriores para identificar cómo te sientes pronunciando según qué palabra.
Te espero.
[…]
¿Qué tal te ha ido?
Yo creo que no te habrás sentido igual diciéndote «no soy» que «soy» ni escuchándote diciendo «no puedo» a «puedo».
Es sencillo: con lo negativo te sientes un gnomo, y con lo positivo, creces dos centímetros.
Tal cual. Bueno, metafóricamente «tal cual», pero ya me has entendido.
Pero vayamos un poco más allá.
¿Te acuerdas del poder del subconsciente?
Tu cerebro no distingue la realidad de la ficción, lo que le dices «va a misa», por lo que registra todo y luego lo tiene en cuenta para ir creando tu día a día.
No es poca cosa y por eso tienes que ir con cuidado con lo que te dices no sea que, al final, no puedas ni seas ni consigas.
De verdad que es importante.
Analicemos
1) «No puedo, es duro, es difícil, soy incapaz, no sé, es imposible que yo… »
Vale, no te haces ningún bien, estás impidiendo tu crecimiento, no te comprometes y tiras la toalla demasiado pronto (de hecho, antes incluso de haber empezado) y sin la posibilidad de aprender.
Mhhh, ¿quieres realmente eso?
2) «Lo intento, quizás podría, puede que sea capaz, no sabría, dudo que pueda…»
Aquí te quedas a medias, justificándote antes de empezar por si «fracasas» cuando, incluso así, podrías aprender y no sería tan fracaso.
Recuerdo leer una vez en un libro que puedes o no puedes levantar un lápiz que está encima de una mesa, pero ¿intentarlo? No, o lo levantas o no lo levantas pero intentarlo es imposible.
Pero lo del absurdo del verbo intentar mejor te lo cuenta un Maestro de esos de película. Dale al play.
3) «Puedo, sé, lo haré, lo conseguiré».
En positivo, ayudas a tu crecimiento, a tu aprendizaje, te comprometes y buscas opciones para crear esa realidad que quieres.
Puede que la transformación no sea de un día para el otro pero no es historia de intentar, si no de ponerle intención, que es harto distinto.
Apuntes finales
Te invito a que durante esta semana estés más alerta a cómo te hablas, a que sumes las veces que te trates en positivo y a llevar la cuenta de las otras tantas (que las habrá) en que te descubras siendo tu peor enemigo.
El objetivo es que cada vez que te sorprendas diciéndote algo que no te beneficia, lo cambies luego a algo que te empodere.
Voy terminando con un apunte científico: El pensamiento es energía y la palabra es vibración. Y, bueno, teniendo en cuenta que la física concluye que energía y vibración crean la materia, entonces, por la misma regla de tres, podemos concluir que el pensamiento y la voz crean tu realidad.
Si te tienes que quedar algo de la entrada de hoy, asume que el lenguaje puede impedir que avances y que, por ello, es importante que cuando te dirijas a ti, lo hagas con amor, compasión y confianza.
Anota la hora y el día de hoy y recuerda: eres, sabes, tienes la capacidad y puedes conseguir todo lo que te propongas.
No, mejor dilo en voz alta:
«Soy, sé, tengo la capacidad y conseguiré todo lo que me proponga».
Y sí, mejor en presente, pero eso ya lo trataremos otro día.
¿Qué cosas positivas y maravillosas te vas a decir a partir de ya?