Aviso: El tema de hoy es de suma importancia para tu bienestar.
Y no solo para que seas consciente de él, sino para que pongas freno a cualquier bloqueo y autosabotaje « aprendido» que tengas y que no te está ayudando a brillar.
Se trata de la Teoría de la indefensión aprendida.
Veamos una primera definición:
«La indefensión aprendida es la percepción de ausencia de control sobre el resultado de una situación y es “aprendida” desde una experiencia previa negativa —o la suma de varias— que da lugar a un comportamiento pasivo y una aceptación que puede frenar cualquier mejora o desarrollo».
Y como no mola nada —y es una situación 100% indeseable—, hoy la vamos a explorar. Empezamos.
Pinceladas
- Su padre es el psicólogo y educador estadounidense Martin Seligman, posteriormente uno de los promotores de la Psicología Positiva.
- Fue desarrollada a mediados de los años 60 en la universidad de Pensylvania y especialmente estudiada en las dos siguientes décadas.
- Los primeros experimentos fueron con perros…—no que me guste mucho esa realidad pero si es así, así te lo tengo que contar—. Apunto que hoy esa clase de pruebas están prohibidas, qué es una buena noticia. Después, la Teoría fue estudiada para analizar el comportamiento en los humanos.
- La principal conclusión es que la pasividad aparece como un aprendizaje de una situación cuando uno ha sido desprovisto de recursos para solucionarla. Haga lo que haga, no va a poder hacer nada.
- Relacionándola con la Teoría de la Atribución, sus efectos serán más o menos severos por lo que : 1) si uno tiende a pensar que los factores son estables o de carácter global, será más difícil el cambio y 2) si se piensa que son factores puntuales o de carácter específico, al verlo como transitorio, puede haber una mejor actitud y tener una reacción activa para el cambio. No es poco, ya sabemos la importancia de una buena actitud.
El experimento de Seligman y Overmanier
Su referencia más clara es el estudio de Pavlov sobre Condicionamiento Clásico. Seligman y su equipo quisieron dar un paso más para seguir estudiando los condicionamientos del comportamiento. Llevaron a cabo diversas pruebas.
En una de ellas, dos grupos de perros fueron sometidos a tareas de aprendizaje de escape de situaciones adversas. Previamente, algunos de ellos, en un primer grupo, habían sido expuestos a descargas eléctricas sin que pudieran hacer nada para evitarlas. El segundo grupo sabía que accionando una pequeña palanca con su hocico, la desactivaban.
De hecho, en una de las fases del experimento, lo que hacían es emparejarlos de manera que cuando el perro del segundo grupo desactivaba la corriente, el perro del primer grupo dejaba también de sufrirla.
En una siguiente fase, ambos grupos tenían la oportunidad de escapar de las descargas.
Los resultados indicaron que aquellos que previamente habían sido sometidos a los shocks eléctricos tenían grandes problemas de aprendizaje y optaban por aguantar pasivamente el dolor en vez de escapar.
Lo que habían aprendido los perros es que hicieran lo que hicieran, no podían escapar y que no dependía de ellos así que ¿por qué iban a intentarlo?
Lo interesante es que, exactamente como pasaba con los perros del segundo grupo, podían haber evitado las descargas pero la experiencia negativa no les dejaba contar con la esperanza de cambiar la situación.
Los perros no habían sido capaces de ver que la situación había cambiado y, en vez de explorarla, desistieron a la primera mostrando nervios, miedo e indefensión.
Interesante, ¿verdad?
El experimento en clase
A continuación, te traigo un experimento llevado a cabo en una escuela estadounidense.
En menos de 5 minutos, la maestra demuestra hasta qué punto la indefensión puede ser fácilmente aprendida y cómo puede influir de manera negativa posteriormente en nuestra vida.
El ejemplo es tan ilustrativo que más palabras sobran. Ahí va:
Lo realmente importante y revelador es como una persona puede dejar de responder e intentar algo por el mero hecho de creer que no puede, aunque pueda y tenga los recursos.
Es cierto que el comportamiento humano es más complejo y que no todas las respuestas del por qué una situación nos puede llegar a paralizar y afectar en el futuro recae en la Teoría de Seligman pero, desde mi punto de vista, sí que puede ayudarnos a comprender muchas reacciones o, en su defecto, muchas «no reacciones».
Tenemos que recuperar la teoría cuando asalten mensajes tipo «es inútil, no saldrá bien, no me atrevo, no valgo, es imposible» para coger una nueva perspectiva y recordar que, si fue aprendido, también se puede desaprender. Mi invitación de esta semana es estar más alerta sabiendo que sí que se pueden cambiar las circunstancias y obtener resultados más exitosos.
Recuerda: aunque no te lo parezca, tienes control sobre cualquier situación y eso es una gran noticia porque puedes contrarrestar sentimientos como la ansiedad, la apatía y la impotencia con una actitud más optimista y una acción que pueda llevarte a resultados distintos al fracaso.
A partir de hoy, si te encuentras diciéndote «¿por qué debería intentarlo? Totaaaaaaal», contéstate algo así como «para sorprenderme y ver que sí, que sí que puedo… y de sobras».
Y si no eres tú, ¿sino que descubres a alguien machacándose? Pues lo mismo, recuérdale siempre que se puede sorprender y que es mucho más de lo que puede llegar a imaginar.