Es una historia a muy breve (aunque no necesita ser más larga) de origen nativoamericano. De todos modos, léela con atención y reflexiónala luego, que ya verás que tiene su «qué».
Sepas también que me he tomado la libertad de bautizar al niño protagonista con el nombre de Anoki, que es el nombre cherokee que más me ha seducido. Habrá otros, sí, pero a más que me lo repito, más me gusta.
La leyenda
Érase una vez, en una noche hermosa con un cielo estrellado maravilloso y contemplando el fuego de una gran hoguera, un viejo cherokee estaba enseñando a su nieto de qué iba la vida.
—Anoki, en nuestro interior hay una lucha entre dos lobos. El primero es malo. Es el miedo, la envidia, la ira, la pena, el remordimiento, la avaricia, la arrogancia, la autocompasión, la procrastinación y el ego.
El segundo es el bueno. Es el amor, el ser positivo, la alegría, la confianza, la esperanza, la paz, la humildad, la serenidad, la empatía, la verdad y la compasión.
Entonces Anoki, imaginándose a esos dos lobos en dura batalla forcejeando en sus tripas, preguntó intrigado…
—Y abuelo, ¿cuál de los dos va a ganar?
A lo que el viejo sabio cherokee, mirando a su nieto con una sonrisa sabia y serena respondió:
—Aquél al que más alimentes, Anoki. Ése, es el que ganará…
Momentos de Reflexión
La cuestión es ganar conciencia e identificar a qué «lobo» alimentamos más, cuál de los dos está al mando de nuestras vidas.
El «lobo malo» asume el poder cuando olvidas quién eres y pospones mejorarte como persona.
Si es el que tiene el control, hay que tomar la responsabilidad de hacer los cambios pertinentes para que el«lobo bueno» sea el que mejor alimentado.
Y este último se alimenta con hábitos, pensamientos y acciones basados en la esperanza, el buen humor, el amor y la compasión.
La leyenda de los dos lobos te invita a cuidar la alimentación de uno y otro.
¿Hace?