Si hay algo que me atraiga de la filosofía nativoamericana es su concepto de unidad y que llame a la responsabilidad de nuestros propios actos.
Me gusta también su relación con la naturaleza (que es más bien una comunión) y que abogue por la honestidad, la gratitud, el respeto, la colaboración en la comunidad y el sentido de pertenencia de grupo.
Y es súper triste que, habiendo ese conocimiento tan antiguo y accesible desde hace tantísimo tiempo, el mundo esté como está, hecho un desastre.
Eso no significa que yo vaya a desistir en hacerlo un lugar mejor, que no lo haré.
Y como asumo que tú tampoco y todos sumamos, al menos hay espacio para la esperanza.
Lo ideal (estaba pensando yo) sería hacer un viaje al pasado y charlar con algún Gran Jefe indio para avasallarle a mil preguntas y volver al presente con mil respuestas que me hicieran mejor y entender más al mundo (y contártelo), pero como de momento no puede ser, habrá que conformarse con los libros, los documentales y algunas recopilaciones de su sabiduría.
Navegando por ahí he encontrado una pequeña recopilación de la filosofía nativoamericana agrupada en 12 principios. El artículo original es de Ya-NATIVE.
Muchos los conocerás (son ancestrales y comunes a otras tantas escuelas y filosofías) pero, como siempre, nunca está de más recordarlos.
Quizás hoy alguno de los principios te resuene de forma especial.
Los 12 Principios
#1. Todo está interrelacionado.
En el universo, todo es parte de todo. Todo está conectado de alguna manera a lo demás. Para comprender, hay que relacionar las partes con el todo… Integridad.
#2. Todo está en cambio constante.
Cada estación del año se ensambla con la siguiente. La gente nace, vive y muere. Todo se transforma. Todo cambia: hay unión, hay separación; y las dos son necesarias y están conectadas entre ellas.
#3. Los cambios suceden en ciclos o patrones.
No son accidentales ni aleatorios. Si no podemos ver la conexión entre ellos, es que nuestra percepción está alterada por nuestra realidad.
#4. El Mundo Físico es real. El Mundo Espiritual es real.
Son dos aspectos de una realidad. Hay leyes que gobiernan a cada uno. Violar un principio espiritual afectará al mundo físico y viceversa. Una vida equilibrada es una que honra a ambos.
#5. Las personas son seres físicos y espirituales.
#6. Las personas pueden adquirir saberes y conocimientos pero deben esforzarse para conseguirlos.
Este proceso lo llamamos: “aprendizaje verdadero.”
#7. El Aprendizaje Verdadero es de 4 Dimensiones.
Una persona aprende de una manera total y equilibrada cuando las dimensiones física, mental, emocional y espiritual están involucradas en el proceso.
#8.En la Dimensión Espiritual del Aprendizaje Verdadero observamos:
- La capacidad de soñar, tener visiones, e ideales, recibir enseñanzas y misiones.
- La capacidad de interpretar dichos sueños, visiones como reflejo de nuestro potencial desconocido o incumplido.
- La capacidad de expresar lo sagrado simbólicamente en el lenguaje, con el arte o la matemática.
- La capacidad para usar ese mundo simbólico en acciones que conviertan lo posible en una realidad.
#9. Las personas deben participar activamente en el desarrollo de su propio potencial.
#10. Una persona debe asumir la intención de desarrollar su propio potencial.
El sendero siempre está para aquellos que deciden transitarlo.
#11. Quien asume desarrollar su propio potencial, recibirá la ayuda de Guías, Maestros y Protectores.
#12. El fracaso solo llega si la persona no respeta las enseñanzas.
Apuntes finales
Te invito a que más allá de su lectura, reflexiones un poco sobre cada principio, indagues un poco más sobre la filosofía nativoamericana y saques tus propias conclusiones.
Puedes escoger un número al azar, empezar por el primero u optar por el principio que más te resuene con la intención de darle esa extra vuelta» que te lleve a pensar de una manera mas amplia y despierta.
Termino con unas palabras de Alce Negro, guerrero y chamán de los Sioux:
«Permanecía yo entonces allí, de pie, sobre la más alta de las montañas y abajo, a mi alrededor, estaba el círculo del mundo. Y mientras allí estuve contemplé más de lo que pude describir y comprendí mucho más que lo hasta entonces visto; porque veía de un modo sagrado la forma de todas las cosas en el Espíritu y la forma de todas las formas, como si todo viviera unido cual si fuera un único ser. Y contemplé como el círculo sagrado de mi pueblo formaba parte de los muchos círculos que componen el Gran Círculo, amplio como la luz del día y como la luz de las estrellas en la noche, y en su centro crecía un árbol poderoso y florecido, para cobijar a todos los hijos de una misma madre y de un mismo padre. Y vi que esto era sagrado.»