Si algo recuerdo de la infancia es a mi abuela y su radiocasete. Cuando no estaba atendiendo a la radio, que lo sigue haciendo, disfrutaba poniendo banda sonora a sus tareas escuchando sus cintas una y otra vez. Yo recuerdo especialmente dos con cariño: una que se llama Los valses de Viena (o algo así) y la cinta de Antonín Dvořák, al que seguramente conocí mucho antes que a compositores más famosos (ya sabes: Mozart, Beethoven, Bach…) y cuyo rostro me parecía de lo más serio y antipático. Un rostro que no me cuadraba con sus composiciones, que me parecían tremendamente bellas y que me llevaban a otros mundos.
Hoy he pensado en convertir en destello una de sus piezas, el aria Canción a La luna de la ópera Rusalka, estrenada en 1901 con un libreto de Jaroslav Kvapil, escrito antes de que Dvořák se encargara de la musicalización, y que está inspirado en un cuento que seguro que conoces: La Sirenita de Hans Christian Andersen.
Lo que hizo Kvapil fue adaptar la historia a la mitología eslava en la que Rusalka es una ninfa que vive en el agua y que sueña en convertirse en mujer. En el aria, la ninfa pide a la luna un cuerpo humano para así poder enamorar al príncipe, del que se ha quedado totalmente prendada, y todo lo que luego comporta, en este caso el sacrificio de perder su voz.
Raudales de romanticismo para un momento cualquiera con un punto retro y setentero. (Había más versiones, que la ópera ha sido interpretada muchas veces, pero te traigo la que más me ha gustado) :
Pequeña luna que desde lo alto en el cielo,
Tu luz ilumina todo,
Y vagas por la superficie de la Tierra,
Bañando con tu mirada el hogar de los hombres.
Detente un momento,
Dime, ¿dónde está mi amor?
Dile, luna plateada,
Que es mi brazo quien lo abraza,
Para que se acuerde de mí,
Al menos un instante.
Y dile que yo espero,
Ilumínalo todo, desde lejos,
Y si aparece en un sueño para el alma humana,
¡Oren para que se despierte con este recuerdo!
¡Luna, no te escondas, no te escondas,
Luna, no te escondas más!
OBJETIVO 1: Dejarte llevar por la música, dejando a un lado el punto romántico y trágico de la pieza, que lo tiene. Yo te propongo que le pongas la historia que quieras, dejándote llevar a lo que te resuene.
OBJETIVO 2: Ya que estamos, ¿qué le pedirías a la luna?
PROTAGONISTAS: Antonín Dvořák y Lucia Popp, la soprano que le pone voz en esta interpretación.
CATEGORÍA: Música más allá de la música.