Mira qué súper invento: una máquina expendedora de historias.
Unas historias que pueden ser articuladas en poemas, cuentos o relatos breves.
Es fácil: te acercas a la máquina, escoges cuántos minutos quieres leer (1, 3 o 5), pulsas el botón y voilà!, te imprime una hoja con tu «regalo literario», porque sí, además es gratis.
La máquina escoge el relato al azar, que también tiene su gracia. (Sobre todo si te va la bibliomancia).
Lo hace entre miles de opciones.
De hecho, hoy (1 de noviembre de 2016) hay 240 mil historias y, teniendo en cuenta que todo el mundo está invitado a participar, está claro que la cifra irá en aumento, que no deja de ser una fantástica noticia.
La primera máquina fue probada en la estación de tren de Grenoble (Francia), que tiene un punto romántico y cinéfilo (por lo del tren y las esperas), en octubre de 2014.
Y el éxito fue tal que ahora hay 70 máquinas dispensadoras en todo el país. Y no solo en las estaciones, sino también en cafeterías y museos. Incluso una de ellas ha cruzado el charco y se encuentra en San Francisco.
Ah, y hay un concurso de relatos y todo.
Lo sé, magnifique.
A ver si siguen expandiéndose y llegan hasta aquí (o hasta ahí donde vivas tú y me cuentas qué tal).
Y mientras esperamos, sepas que las historias se pueden leer online y que el tiempo de lectura puede incrementarse hasta los 20 minutos. (De momento solo están en francés, pero quizás algún día estarán hasta en swahili, quién sabe).
Y hasta aquí el destello.
Es que me parece una idea genial y quería comentártelo.
OBJETIVO 1: Identificar la sensación que tendrías pulsando el botón y cayendo entre tus manos una primera historia. ¿La guardarías como recuerdo?
OBJETIVO 2: Pregúntate qué crees que te gustaría leer… O mejor, qué necesitas leer.
AUTORÍA: Shortédition. La imagen también es de ellos, no creo que les importe mucho, cuando se les ayuda a la difusión. (Espero).
CATEGORÍA: Ideas geniales dignas de mención.
[NOTA ADICIONAL]: Es el segundo destello sobre una estación de tren francesa, algo que no deja de ser curioso. En el primero el protagonista era un piano tocado a 4 manos. ¿Quieres recordarlo conmigo?