No soy muy fan del sushi (me seducen más los noodles de arroz, el curry korma y la tortilla de patatas, ejem) pero reconozco que, después de ver el documental que te presento hoy, me dieron ganas de degustar «mismamente ya» el surtido de 20 piezas que prepara su protagonista con esmero y pasión.
Las lecciones de vida de este post provienen de un máster del sushi que el pasado septiembre cumplió 91 años y que está considerado Tesoro Nacional en Japón.
Pero es que, más allá de ser el mejor chef de sushi a escala mundial (lo más probable es que así sea), lo que me parece revelador es cómo vive el proceso y cómo lo presenta, algo así como una «sinfonía de sabores».
Se llama Jiro y te invito a conocerlo más allá de su «pequeña» obsesión.
Pero primero, como siempre…
7 pinceladas
- Jiro Ono es un chef japonés especializado en sushi.
- Regenta un pequeño restaurante (sólo para 10 comensales) en Ginza, que está en Tokio, Japón.
- Fue el primer cocinero en conseguir 3 Estrellas Michelín.
- Vive por y para el sushi. Es su leiv motiv.
- El restaurante no dispone de carta con entrantes y postres; lo que hay ese día es lo que se sirve y punto, no se puede elegir.
- A lo largo de los años, ha compartido su maestría (siempre perfeccionándola) con sus dos hijos (Yoshikazu y Takashi) y también con los distintos aprendices que han ido pasando por el restaurante.
- Es el protagonista del documental Jiro sueños de sushi (2011).
Las 5 lecciones de Jiro
☴ Cada una incluye una RESU, REflexión SUgerida ☴
#1. Comprométete con lo que haces sí o sí.
No me queda claro si lo de Jiro y el sushi fue amor a primera vista o un sentimiento que fue creciendo poco a poco, pero creo que no me equivoco si digo que, cuando Jiro se dio cuenta de que «lo amaba», se comprometió con él para siempre: hacían un buen tándem y poniendo empeño, dedicación y energía, iba a ser una relación duradera.
Desde entonces, su máximo objetivo ha sido conseguir siempre el mejor sushi posible, superándose día tras día.
Todo lo demás pasó a a ser secundario y «solo» consecuencias de su dedicación.
☴ RESU: ¿Hasta qué punto te comprometes con tus decisiones?
#2. El objetivo es la maestría.
El enfoque de Jiro no está en la fama ni el dinero sino que, después del compromiso, su atención está en el perfeccionamiento, en seguir investigando y optimizando el proceso.
Más allá de sus 3 Estrellas Michelín, las magníficas críticas cosechadas durante todos estos años y de las figuras internacionales que se han convertido es sus comensales, él se siente realizado cuando cada menú y cada servicio se convierten en una pequeña obra maestra.
A día de hoy, y más de 70 décadas más tarde, todavía sigue superándose y tratando sus creaciones incluso con más mimo (si cabe).
El dinero (que debe tenerlo a raudales) es «solo» una consecuencia de su dedicación plena al sushi, pero no le da mayor importancia.
☴ RESU: ¿Das lo mejor de ti y vas mejorando de forma continua?
#3. Cuando se juntan la simplicidad y el detalle sucede la magia.
Jiro no es un loco de la «innovación» y no experimenta con nuevas formas de preparar el sushi, así que ni lo deconstruye, ni lo esferifica, ni le mete nitrógeno líquido, ni lo somete a lo.que.sea de turno.
Lo que hace él es enfocar en perfeccionar todas y cada una de las partes del proceso tradicional, mimando cada detalle y así crear al comensal una experiencia única, sublime y memorable.
(Ooooooh…)
Jiro atiende con mimo el marinado del pescado que ha seleccionado con el máximo cuidado, la cocción del grano de arroz que considera más sublime, las porciones de las piezas… Por otro lado, también estudia la disposición de la barra en la que sirve, quién sentará al lado de quién, los gestos y expresiones de sus comensales, si son diestros o zurdos, si el cliente es hombre o mujer… (Sí, incluso eso; luego te lo cuento).
☴ RESU: ¿Recargas lo que haces? ¿Sabes la esencia y lo importante de lo que haces? ¿Pones atención en cada detalle?
#4. Las rutinas también pueden ser creativas.
Día tras día, década tras década, Jiro hace exactamente lo mismo, desde que se levanta hasta que se acuesta.
Algo extremo, sí (y, por otra parte, también «algo» ¿aburrido?), pero, si lo piensas bien, también tiene una clara ventaja.
Y es que, entonces, no tiene que dedicar tiempo a decidir qué hacer, cuándo y cómo, y puede centrarse únicamente en lo suyo: hacer el sushi perfecto, día sí y día también.
Jiro rompe el mito de que, para crear y evolucionar, debemos aventurarnos a lo desconocido, a hacer cosas distintas.
Bueno, pues olvídalo: no siempre es así y la innovación puede estar en la rutina, aunque parezca paradójico.
☴ RESU: ¿Qué mini rutina podrías añadir en tus días para mejorar lo que ya eres y das al mundo?
#5. El éxito requiere perseverancia y muchísima paciencia.
La formación de los aprendices de Jiro dura 10 años y se divide en varias fases que van superando solo cuando han conseguido llegar a la perfección de cada una de ellas.
Muchos de los alumnos no pasan del primer día, y otros tantos se quedan en el camino.
Y es que aprender con él requiere compromiso total, perseverancia, motivación y tener muy claro para qué lo haces, no solo el por qué.
Quizás no es tu caso,pero yo sé que nunca sería una buena aprendiz de Jiro, y más allá de que no considere una prioridad hacer sushi, ni perfecto ni imperfecto. Pero es que, además, no me veo masajeando un pulpo 40 minutos seguidos (que es una de las tareas diarias a la que me tendría que enfrentar en las primeras fases) ni tampoco contando 199 intentos fallidos de tamago (que se prepara con huevo asado) para que, en mi número 200, Jiro me dijera que había conseguido que quedara bien y yo me sintiera feliz.
Descartando que un día me convierta en una máster chef del sushi, sí que entiendo (cada vez más y más y más) la importancia de la perseverancia y el compromiso.
La clave, eso sí, es encontrar el qué: ése es el verdadero reto.
☴ RESU: ¿Cómo vas de paciencia? Si tu respuesta es «más bien en horas bajas», recuerda el cuento del bambú que, además, como Jiro, también es japonés.
Apuntes finales
No creo que Jiro sea una de esas personas fáciles con las que tratar, pero, teniendo en cuenta que aquí todos hemos nacido con un cometido distinto, me parece genial que el suyo sea conseguir esa danza perfecta con el sushi para deleitar paladares y que no sea el alma de la fiesta.
Eso sí, me parece un poco «extremo» aquello de llevar lo de la rutina tan a raja tabla, sin posibilidad de margen, sobre todo porque él mismo confiesa (sin confesar) que se siente perdido si no sigue sus rutinas, aunque éstas hayan sido fundamento de lo que es hoy.
¿Con qué me quedo? Con su dedicación a la excelencia y con aquello de que la innovación no siempre está en la novedad.
Y aunque no sea literal…
La magia de los trabajos de ensueño aparece solo de forma paulatina y como reconocimiento del esfuerzo y un compromiso de por vida. —Jiro
Te dejo con una última pregunta: ¿en qué quieres ser excelente?
[Curiosidad]: Jiro prepara las porciones de sushi algo más pequeñas para las mujeres. Dice que si fueran de igual tamaño que las servidas a los hombres, cuando terminaran las 20 piezas que incluye el menú, se sentirían demasiado llenas y, por tanto, la experiencia sería menor. Pero vamos, yo creo que si me conociera a mí tendría que repensárselo; no sabe hasta qué punto puedo «dilatar» mi estómago si algo me gusta…