Bueno, de «última cosecha» no son (ni por el año de producción, ni porque las haya visto en el último año, que ya han pasado casi dos desde mi primera selección), pero aquí estoy yo, compartiéndolas contigo, por si te apetece verlas en algún momento, o al menos valorarlas.
Te adelanto que he incluido un «extra» con 3 documentales y 2 series porque ambas tienen su qué y porque las considero 100% recomendables, aunque no sean tan archifamosas como Juego de Tronos, por ejemplo.
A ver si alguna de las 15 propuestas te resuena de forma especial.
Las 10 películas
(Su orden de presentación es por sorteo, con papelitos escogidos al azar)
#1. Rams, el valle de los carneros
El cine islandés tiene algo especial que nunca me defrauda. (Sé que queda algo cultureta, pero lo considero la mar de sugerente y, sin lugar a dudas, uno de los que mejor exploran el alma humana, con sus luces y sus sombras. Vamos, que su cine va más allá de sus jerséis, que, sí, son chulísimos y muy «islandeses»).
Los protagonistas son dos hermanos que llevan más de 40 años enfadados y sin hablarse, algo que tiene su mérito porque, oh sorpresa, son vecinos. Como mucho, se envían notas. Los dos son granjeros de carneros, como el resto de su comunidad, y la historia retrata un momento en el que su modo de vivir se ve amenazado por un virus que afecta al ganado y se ven en la necesidad de colaborar entre ellos para conservar su legado.
Tiene un final algo «bestia» (y del todo inesperado) que te deja pensando un buen rato.
#2. Urok, la lección
La película presenta a una maestra disgustada con un alumno por robar en clase, pero luego es ella la que se encuentra en una situación que la lleva a plantearse una solución similar.
Es un ejemplo claro de la fragilidad de la moral y hasta qué punto un apuro puede fracturarla.
Te mantiene en vilo y expone un gran dilema, si bien es algo lenta.
#3. Greater
Está basada en la vida del jugador de fútbol americano Brandon Burlsworth.
Tiene un punto (muy) triste y es de las típicas historias que te recuerdan que la vida no tiene por qué ser justa, mal que nos pese que no sea así.
Cuando era un crío, Brandon decidió que un día jugaría para su equipo del alma y, pese a tenerlo todo en contra (o casi), al final, con trabajo, perseverancia y (mucha) fe, llegó a vestir su camiseta. Lo dejo aquí, pero en Arkansas es toda una leyenda.
La recomiendo como un recordatorio de que las fatalidades existen (más allá de nuestro entendimiento) pero, sobre todo, porque exalta la importancia de la fe en algo mayor que nosotros como única consolación posible ante una pérdida que sentimos que llega demasiado pronto.
#4. Steve Jobs
Acepto que el aporte de Jobs sea indiscutible en el funcionamiento del mundo actual (con sus pros y sus contras), pero me gusta esa aproximación a su lado más ensombrecido, que lo tiene, y que no sé por qué debería maquillarse, que se hace.
Además, sale Kate (Winslet) y, en la medida que pueda, (a no ser que la película sea un bodrio total), siempre incluiré una de sus intervenciones en estos recopilatorios. (No por nada, pero es que es mi favoritísima).
Porque humaniza el mito, esa es la razón por la que este título está en la lista.
#5. Sully
Está basada en un hecho real: el aterrizaje de emergencia de un avión en el río Hudson, en plena ciudad de Nueva York. Acabó milagrosamente bien pero, incluso con un final feliz, se puso en duda la decisión del capitán y fue una pesadilla para él y su familia.
Me parece admirable como aguantó Sully la tensión a la que se le sometió. AD-MI-RA-BLE.
Nos recuerda que incluso actuamos correctamente, de forma objetiva, sin perder los nervios, y en este caso, además, salvando muchas vidas y arriesgando la tuya propia, no estamos a salvo de las críticas feroces y de los intereses de algunos.
Tremendo y patético, pero un motivo más para seguir mejorando el mundo.
#6. Fúsi, corazón gigante
Segunda película islandesa de la lista, pero es que también se lo vale.
El protagonista es Fúsi, un hombre algo excéntrico entrado en sus 40, con mucho sobrepeso, que no se cuida nada, que está sumido en sus propias rutinas, que se compra un tanque (de juguete) teledirigido, que nunca ha tenido novia, que vive en casa de su madre y cuyo entretenimiento favorito es recrear la batalla de El Alamein con un amigo. (A ver quién da más).
Eso sí, es una buenísima persona, aunque eso no neutralice el rechazo, los rumores y la burla de la sociedad, que ya sabes cómo funciona el mundo.
Por su cumpleaños, su madre y el novio de ésta le regalan clases de baile en línea country.
Y si te estás preguntando si conocerá ahí a la mujer que le cambie la vida, la respuesta es «sí».
De todos modos, olvida cualquier historia romántica al uso, porque no lo es para nada. Lo que es importante es que Fúsi y Sjöfn se encuentran en un momento de sus vidas para que ambos puedan seguir evolucionando como personas, que debería ser suficiente.
La película es fascinante, poética y agridulce, pero lo dejo aquí, que prefiero que la veas.
#7. Eddie El Águila
Como tienes una entrada en el blog dedicada a ella no me voy a repetir, pero, así en breve, con la historia de Eddie puedes aprender que lo más inverosímil también tiene espacio en la realidad.
#8. Perfectos desconocidos
Un drama disfrazado de comedia con el que acabas analizando los intríngulis de las relaciones humanas, sean del tipo que sean.
En un encuentro de amigos, uno de los protagonistas propone al resto del grupo un juego relacionado con los mensajes al móvil que reciban durante la cena. La propuesta desencadena malentendidos, chascos, alianzas, retos y desencuentros, y ninguno de ellos tiene desperdicio.
Acabas preguntándote hasta qué punto las relaciones sociales son sinceras y si, de hecho, deberían serlo en su totalidad.
#9. Los exámenes (Bacalaureaut)
Una sorpresa total con una premisa nada especial (a una chica la asaltan en la calle antes de unos exámenes importantes) que te va atrapando cada vez más y a medida que pasan los minutos.
Entraría en la misma categoría que La lección (#2), ya que en ambas te preguntas por los límites de la moral y si debería haber excepciones.
No encontramos, pues, ante otro dilema filosófico sobre la ética, los valores, lo correcto y las particularidades que encaja perfectamente con aquello de que, en ocasiones, «casos ordinarios necesitan medidas extraordinarias».
Y, bueno, llámalo empatía, pero acabé entendiendo perfectamente al padre de la chica, que es realmente el protagonista.
#10. Niños del paraíso
Es la propuesta más viejuna de la lista. De hecho, se estrenó en 1997, por lo que tiene 20 años.
La película nos trae la historia de Ali, que pierde accidentalmente las zapatillas de su hermana Zahra. Los dos niños deciden guardar el secreto frente a sus padres (para que no se enfaden), mientras el niño se compromete a encontrarlas (o, llegado el caso, a sustituirlas).
Es una trama simple (que no simplona) que toca temas como la confianza, el miedo, la vergüenza, la inocencia, la perseverancia, el valor, la esperanza, el honor, el compromiso y los lazos familiares, ahí es nada.
Como «reflexión» extra, también te das cuenta de la cantidad de calzados que tienes en casa que ni te pones… ni necesitas.
Los 3 documentales
#1. El hombre que salvó al mundo
Quizá no lo sabes, pero el 26 de septiembre de 1983 pudo significar un antes y un después para nuestra civilización, que ya sería parte de la Historia. Ese día, los radares del Centro Nuclear Soviético detectaron 5 misiles nucleares camino a Moscú (enviados desde Estados Unidos). El procedimiento acordado era el contraataque, que justamente hubiera dado lugar a una guerra nuclear (y al fin de la Humanidad), pero Stanislav Petrov, el teniente coronel al mando en ese momento, guiándose por un destello de su intuición, no dio la orden y evitó la catástrofe. Al final, resultó ser una falsa alarma.
El documental narra el incidente, la decisión y las consecuencias (desastrosas) para Petrov. Lo hace recreando la historia y charlando con él.
Más allá de su valentía y de su acto heroico, la grandeza y la humanidad de Stanislav impresionan lo que no está escrito.
#2. Conoce a Los Patels (Meet The Patels)
Realizado con mucha gracia, el documental te acerca a las familias indias que emigraron a Estados Unidos y todo el entramado para que se casen unos con otros y así todo quede en casa. Me parece interesante en cuanto al choque cultural, a las tradiciones arraigadas (muchas de las cuales quizá deberían replantearse) y a lo fácil que es entender al otro si hay predisposición y acercamiento por ambas partes.
#3. Vida, animada (Life, animated)
El protagonista, Owen, es un chico autista y se muestra su relación con su familia a lo largo de los años (cubre dos décadas).
Lo fascinante es que todos ellos comparten un código de comunicación basado en las películas de Disney, el marco de referencia de Owen, para entender (al menos un poco) el mundo que le rodea: el mundo Disney ayuda al chico, ya no solo a expresar sus sentimientos, sino a superar los retos que se va encontrando en la vida.
En el documental hay pinceladas de humor y momentos cómicos, pero también situaciones emotivas y grandes confesiones que nos acercan a la diversidad, al autismo y al poder de la flexibilidad.
Las 2 series
#1. Avatar, la leyenda de Aang (Avatar, The Last Airbender)
Desde The Wire no había visto nada igual, de verdad. Y eso que no tienen nada que ver. Y voy a ser muy (pero que muy) pesada, a lo disco rayado: «Mírala, mírala, mírala (por favor)».
Es de anime y tiene 120 episodios (de unos 20 minutos cada uno, repartidos en 3 temporadas), pero al minuto 1 del primer capítulo ya has has olvidado que son dibujos y has caído totalmente (en el buen sentido) en las redes de Aang y sus amigos. A medida que avanza la serie vas creciendo con sus personajes y su evolución personal, danzando con sus reflexiones, sus dilemas y sus sentimientos. De hecho, cuando llegas al final de la tercera temporada, sientes un poco de pena y algo de vacío porque tienes que asumir que ya nos los «verás» más, aunque, por otra parte, todos ellos vayan a formar parte de ti, que lo harán.
No voy a contarte nada de la historia, porque mis palabras nunca le harían justicia ni albergarían lo que es, una obra maestra.
Total que, del 1 al 10, es un 10+.
Como recomendación, como no importa la edad que tengas para verla, valora juntar varias generaciones de tu familia y así la podéis disfrutar todos juntos.
Nota extra: se hizo una secuela, Korra, pero en casa solo llegamos al segundo capítulo. Como hecho anecdótico, ya que estamos (y en plan confesión), nuestro coche está «bautizado» como Appa, que así se llama el bisonte volador de Aang.
#2. Silicon Valley
Me habló de ella mi supervecino, también lector del blog (¡Gracias por seguirlo, Víctor!), un día que bajó a tomarse un capuccino en casa, que a veces lo hace, y nos echamos unas cuantas risas. La serie salió en la conversación hablando sobre internet, los blogs y las startups; los trucos que se estilan en el mundillo online para afianzarse en el liderazgo tecnológico, la cantidad de dinero que se mueve en todo y para todo, las redes sociales, la innovación, las trabas, las zancadillas, las ambiciones de unos y otros… Y así.
Silicon Valley trata un poco de todo ello y, entre gracia y gracia, incita a la reflexión. En casa nos gustó mucho y, en espera de la 4ª temporada (está al caer), ya hemos visto las 3 anteriores.
Aunque sea ficción y una caricatura de la realidad, no deja de ser menos relevante y te ayuda a imaginar (desde la exageración) qué se mueve por estos mundos tecnológicos y obsesionados con la innovación, y que son todo un micromundo.
Es un poco gamberra, pero, desde mi punto de vista, también de lo más avispada, cuerda e ingeniosa.
Apuntes finales
Ya ves, en esta selección hay de todo: desde el dilema moral a la simplicidad; desde la soledad a la vida social; desde la injusticia a la recompensa; desde la decisión racional a la intuición.
Y así, como la vida misma.
De todos modos, si alguna película de «última cosecha» me ha hecho reflexionar más de una hora (y de dos, y de tres), es La llegada. No la he incluido en la lista porque tiene un post enterito y la mar de largo a en este mismo blog, pero te la recomiendo sí o sí.
[Aporte final de última hora]: Yo, Daniel Blake. Cine social (y, por supuesto, muy crítico) de Ken Loach. La película te deja con un enfado importante y una impotencia al mismo nivel. Va sobre las burocracias y la deshumanización de las instituciones, la desesperación de un hombre noble y las penurias de una mujer desafortunada. Aunque no sea una historia real, podría serlo perfectamente. Es un zasca que deberían ver las plantillas enteras de todas las instituciones, sobre todo sus directivos, para que se pusieran «mismamente ya» a humanizar los procesos burocráticos y a tratar mejor a la gente que se acercan a ellas con una necesidad, una duda o lo que sea, porque vaya tela telita tela con lo que nos encontramos ahora. Te la recomiendo, que no te va a dejar indiferente.