Hace muchos años (en 1996) estuve de vacaciones con un programa juvenil Crimea, Ucrania y desde entonces, es uno de los sitios que recuerdo con más cariño.
Ahí descubrí los enormes (e impactantes, sobre todo por la luz) cuadros de Azvaikovski, me enamoré del paisaje que regalaba el Kara Dag, aprendí que «dai ruku meini» significa «dame la mano» (gracias a esta canción), me harté de comer plov y chee-böreks (arroz y empanadas, vamos) y supe que a los rusos (de por aquel entonces, aquellos que estaban de vacaciones en Crimea), les gustaba cantar a grito pelado Desperado de Antonio Banderas tanto tantísimo como beber vodka tirados en la playa de Koktebel, fuera la hora que fuera. (No te puedo ni contar lo que nos chocaba eso de ver botellas de vodka a media mañana en vez de colas y naranjadas).
Pero si me tengo que quedar con un solo momento, escojo el que me llevó a descubrir la escultura (¿fuente?) que hoy convierto en destello visual, pero que también hubiera podido ser de palabra o de vídeo, puesto que, como mínimo, inspiró un cuento, una novela y un ballet.
Ya no es solo por ella en sí, sino por su historia, su significado y como el protagonista transformó su pena de una forma artística, que es lo que para mí es lo realmente relevante, aunque fuera un encargo y no utilizara sus propias manos para hacerla realidad.
Para ello, tenemos que retroceder en el tiempo hasta el siglo XVIII, en una de las últimas etapa del kanato de Crimea, con Quirim Giráy como kan. Resulta que vivía en su palacio en el que tenía un harén, aunque casi siempre estaba en batalla, conquistando nuevas tierras.
Y ahora viene la parte de leyenda, que tiene versiones, porque yo no tengo muy claro si la protagonista de las lágrimas vertidas de forma interrumpida por la fuente es por una mujer joven que se trajo el khan de Polonia, María Potocka, o por el amor a su concubina preferida, Zarema. Y, bueno, por decirte que hay una versión que incluso apunta a que fue la misma Zarema quién mató a María presa de los celos por arrebatarle el puesto de «preferida»…
Pero es lo de menos: fuera quien fuera de las dos, y cómo lo hiciese, «la amada más amada» del kan murió y él, destrozado y roto por su tristeza, hizo construir una fuente en la que el agua cae como gotas, representando sus lágrimas y su enorme pena tras la pérdida, que no tendría fin y que quiso perpetuar.
Como apunte más dramático, hay un busto del kan mirando hacia la fuente.
Y la fuente lleva llorando desde 1764.
La creatividad y el arte y su capacidad curativa…
OBJETIVO 1: Conocer este rincón en el mundo dedicado a la tristeza.
LUGAR: El palacio del kan de Bajchisarái.
APUNTES EXTRA: Ya en la etapa internet, descubrí que, por supuesto, no había sido la única a la que le había impactado la fuente y lo que represanetba. EN 1821, Pushkin escribió un relato sobre la hitoria del Kan e, espirándose en sus palabras, se creó un un cortometraje (1909), una ópera (1911) y un ballet (1934). Más adelante, incluso un libro. Otros ejemplos de cómo una primera propuesta puede inspirar la creación de otras las tienes a través de un poema de Lorca y una canción de Bob Dylan.