Hay cuentos y «súper cuentos» y a mí, el de hoy, me parece de estos últimos (cuando lo hayas leído sabrás el porqué).
Es de Pedro Pablo Sacristán que tiene un blog con relatos maravillosos que siempre tienen ese «qué» especial. Te lo archirecomiendo.
El de hoy es ideal si alguna vez te has marcado un objetivo y has sufrido desaliento por el camino.
No te hago esperar más. Te presento a Popi.
El cuento
Popi el alpinista era famoso por sus intentos de escalar la gran montaña nevada.
Lo había intentado al menos 30 veces, pero siempre había fracasado.
Comenzaba la ascensión a buen ritmo, con la vista puesta en la nieve de la cima, pensando en la maravillosa vista y aquel sentimiento de libertad.
Pero a medida que las fuerzas le fallaban, bajaba los ojos, y miraba más a menudo sus desgastadas botas, y finalmente, cuando las nubes le rodeaban, y comprendía que ese día no podría disfrutar de la vista, se sentaba a descansar, aliviado, para comenzar el descenso de vuelta al pueblo, pensando en las bromas que tendría que volver a soportar.
Una de aquellas veces subió acompañado por el viejo Chisco, el óptico del pueblo, que fue testigo del fracaso. Fue el propio Chisco quien más animó a Popi para volver a intentarlo, y le regaló unas gafas oscuras especiales; «si comienza a nublarse, ponte estas gafas, y si comienzan a dolerte los pies, póntelas también; son especiales, te ayudarán».
Popi aceptó el regalo sin darle importancia, pero cuando volvió a sentir el dolor en los pies, lo recordó y se puso las gafas. El dolor era muy molesto, pero a través de los cristales podía seguir viendo la cumbre nevada, así que siguió avanzando. Como casi siempre, la mala suerte volvió a aparecer en forma de nubes, pero esta vez eran tan ligeras que podía seguir viendo la cumbre a través de las nubes.
Así siguió Popi escalando, dejó atrás las nubes, olvidó sus dolores y llegó al fin a la cima. Merecía la pena. Su sensación de triunfo fue incomparable, casi tanto como aquella maravillosa vista, custodiada por el silencio y con la montaña rodeada de un denso mar de nubes.
Popi no recordaba que fueran tan espesas; entonces miró las gafas cuidadosamente, y lo comprendió todo: Chisco había grabado una difusa imagen en los cristales con la forma de la cumbre nevada, que solo podía percibirse al dirigir los ojos hacia arriba. Chisco había comprendido que en cuanto Popi perdía de vista su objetivo, se dejaba llevar y perdía la ilusión por seguir subiendo.
Comprendió entonces que el único obstáculo para llegar a la cima había sido su desánimo, el dejar que la imagen de la montaña desapareciera entre los problemas, y agradeció a Chisco que mediante un engaño le hubiera hecho ver que sus objetivos no eran imposibles, y que nunca se habían movido de su sitio.
Momentos de Reflexión
… aiiiixxxx, lo importante de recordar nuestros objetivos finales y no abandonar a la primera de cambio, ¿verdad?
De no ser por las gafas, Popi se hubiera dado la vuelta (una vez más) y no hubiera podido disfrutar de la sensación de estar en la cima.
Casi todo en esta vida (lo que vale la pena) requiere dosis de esfuerzo y sacrificio, paciencia y motivación a raudales.
No lo olvides y ponte las gafas.
¿La perseverancia tiene recompensa? ¿Cómo afrontas los momentos de desánimo? ¿Qué te merece la pena?