Vivimos en un momento en el que parece que hay que decir sí a todo, no sea que desperdiciemos el día sin acumular una nueva experiencia, salir de nuestra zona de confort retando nuestros límites (cuando yo, de hecho, aún la estoy construyendo) o añadir un nuevo contacto a nuestra red social (virtual o no).
Al fin y al cabo, nos dicen, este puede ser nuestro último día en la Tierra; y, claro, «menudo horror» si es normalito y rutinario. En fin.
Por si fuera poco, parece que el mundo nos exija estar siempre a la última y saberlo todo, una misión imposible pero muy fácil en la que caer, que el bombardeo de información y el relevo constante de novedades tecnológicas y modas están a nada de convertirse en sinónimos de estrés.
A ver, que sí, que nunca antes habíamos tenido tantas posibilidades y que seguro que alguna combinación entre ellas nos va como un guante y lleva nuestro nombre; pero ¿merece la pena? ¿en algún momento nos sentiríamos satisfechos o, por el contrario, seguiríamos buscando por si acaso hubiera algo (incluso) mejor?
Recordar que la vida es elegir, que hay que descartar, que nuestras «diececciones» son las que nos hacen ser quienes somos; Y que esto está bien, que no pasa absolutamente nada por no estar en todo ni a todas ni, simultáneamente aquí, ahí y acullá.
Admiro (y envidio) la genialidad de Leonardo y muchas veces tengo la sensación de que antes la vida daba para muchísimo más.
Es entonces cuando, ante la tentación de seguir acumulando, siempre podemos parar y recuperar las sabias palabras que alberga Biografía del silencio de Pablo D’Ors y hacer terapia con él, capaz de calmar nuestro espíritu en poco más de 100 páginas.
En fin, que nuestro jardín no tiene que tener todas las flores del mundo, así que mejor nos alegramos de las que tiene y las mimamos para que luzcan divinas.
Te propongo marcar en el calendario varias fechas en las que te «obligues» a recapitular dónde estás, si estás viviendo acorde a tus valores y, no menos importante, identifiques cuántas veces te reconoces.
OBJETIVO 1: Repasar tu baúl de recuerdos y experiencias identificando su intensidad y tu nivel de satisfacción (antes, durante y después de vivirlas).
OBJETIVO 2: Replantear un poco tus días, quizá también buscando algún pequeño cambio que te permita ser más tú y menos la suma de todas las posibilidades potenciales que alberga la energía del Universo.
AUTOR: Pablo D’Ors
CATEGORÍA: Párate mundo que me bajo.