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Artículos y destellos para ser cada día mejor.

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Archivo de octubre 2017

La Tierra desde el cielo

¿Alguna vez te has preguntado cómo sonaría la banda sonora de nuestro planeta?

Yo sí, infinitas veces. Y, mayoritariamente, esa banda sonora sería instrumental.

El destello musical de hoy nos acerca a rincones del planeta a vista de pájaro, y la unión es tan armoniosa que te hace sentir el privilegio de vivir en la Tierra (que es bella y necesitamos cuidarla) y poderla conocer de una manera tan amplia.

Pero antes, déjame contarte una historia:

Un día de verano de hace 17 años fui a una exposición fotográfica (Palacio de la Virreina, Barcelona) que me dejó maravillada. Se trataba de 150 fotografías de un proyecto patrocinado por la UNESCO en el que la fotografía aérea plasmaba el aspecto del planeta a puertas del siglo XXI, y en el que se mostraban desde lugares en los que la naturaleza seguía intacta a paisajes humanizados en los que «convivían» naturaleza y humanos, pasando a espacios en los que la destrucción y el desastre eran los protagonistas. Algunas imágenes tuvieron una resonancia especial. Entre ellas, una foto de Petra y me dije para mis adentros que un día iría ahí. Curiosamente, solo unos años después, ahí estaba, admirando en directo el templo de esta ciudad carvada en piedra.

A modo anecdótico, todavía guardo el folleto: lo tengo guardado dentro del libro La Tierra desde el cielo, que me regaló unas navidades mi estupendo tío Pere (sin saber de mi historia con la exposición, que tiene más magia). El libro recopila una selección de 365 fotografías, una para cada día del año con una pequeña introducción al lugar. Esta semana, el mar muerto está acompañado por la polinesia francesa, un pueblo masai, Nueva York, el Rayastán, unos prados marroquíes y Brasilia… Un mundo en el que la diversidad manda. A ver si en algún momento se valora como debe.

El proyecto se convirtió en un documental y la música fue encargada a Armand Aman.

OBJETIVO 1: Enamorarte de nuevo de este planeta, esta vez a vista de pájaro y con música de fondo para que lo disfrutes al máximo.
OBJETIVO 2: Ser consciente si ese enamoramiento podría cambiar la manera cómo te relacionas con él y con el resto de sus habitantes.
AUTORES:: Armand Amar y la fotografía aérea de Yann Arthus-Bertrand
SUGERENCIA: Los autores colaboraron luego en Human, otro documental que te recomiendo.
CATEGORÍA: Imágenes que inspiran por sí solas pero que, con música, inspiran mucho más.

El maestro y el alacrán

El cuento

Cuentan por ahí que había un maestro paseando con sus discípulos por el sendero de un hermoso bosque.

Iban muchas veces y lo hacían en silencio, meditando, pero a la vez contemplando las maravillas de la naturaleza, sabiéndose del todo afortunados.

Pero ese día iban a vivir un episodio de lo más especial para todos: cerca de la orilla del riachuelo, un alacrán había caído al agua y se encontraba luchando por su vida.

De inmediato, el maestro se acercó al lugar, alargó su brazo y tomó el animal para sacarlo del agua.  Entonces, el alacrán le picó.

Y el dolor de la picadura fue tan grande que, al sacudir la mano, y de forma instintiva, el maestro dejó caer al alacrán, que cayó de nuevo al río.

Al darse cuanta de lo ocurrido, y sin pensárselo dos veces, volvió sumergir su mano en el agua para salvarlo una vez más, pero el alacrán le volvió a picar y cayó de nuevo al riachuelo.

Tras superar el dolor de la segunda picadura, el maestro se agachó nuevamente en un tercer intento de salvarlo.

Fue en aquel momento cuando uno de sus discípulos le detuvo tomándolo por el hombro y le dijo:

—Perdone Maestro, ¿no se da cuenta de que cada vez que intente sacar al alacrán del agua… le picará?

A lo que el maestro respondió:

—La naturaleza del alacrán es picar; la mía,  ayudar. Y ninguna de estas naturalezas va a cambiar.

Y entonces, ayudándose de una hoja, el maestro sacó al animalito del agua y le salvó la vida una tercera vez.

Momentos de reflexión

Este cuento me recuerda muchísimo a los mandamientos paradójicos, a ese imperativo de ser «lo más persona posible» en cada momento, aunque las circunstancias sean desfavorables, aunque lo fácil sea desobedecer nuestra parte más humana y dejarnos influir por la maldad, la desidia o la indiferencia de quién tenemos enfrente.

No creo que se trate de ir por la vida como si fuéramos superhéroes de MARVEL, pero sí de conectar con nuestra parte más positiva y actuar desde ahí, a pesar «del otro».

Puedes empezar por recuperar cosas sencillas: si tu naturaleza es saludar a quien no te saluda y ayudar al que lo necesita (aunque su orgullo le impida pedirte que le eches una mano pero te esté pidiendo a gritos que se la eches), ¿por qué no hacerlo? ¿Por qué no decir «hola» y ofrecer esa mano?

Eso sí, recordemos que «el arte de ayudar» tiene una fórmula y que no interfiere en las naturalezas del que ofrece y recibe esa ayuda: la fórmula se adapta a un punto medio en el que todos aceptan su papel.

Pero lo esencial, creo yo, es no perder la esencia, valga la redundancia.

No es el texto, eres tú

Y según lo que creas (sientas y seas) cuando lo leas, lo percibirás de una u otra manera.

¿O acaso no te ha pasado alguna vez, sino muchas, leer las mismas palabras en dos momentos distintos de tu vida y tener reflexiones dispares entre sí?

El destello de hoy van muy ligado a un tema que tratamos ya en el blog, el de los sesgos cognitivos y cómo estos afectaban a nuestro raciocinio.

De hecho, es un ejemplo claro de un ‘sesgo de confirmación’, que no es otro que nuestra predisposición irracional de interpretar algo según lo que hayamos decidido encontrar en él; seguramente, evidencias para apoyar nuestras creencias, hipótesis y expectativas. El problema es que, entonces, obviamos posibles prismas que nos hubieran podido ofrecer una visión más amplia y enriquecedora (o no, pero rechazados de antemano frente al reto de cambiar de perspectiva, no damos alas a esa posibilidad).

Ya dijo Robertson Davis: «El ojo solo ve aquello que la mente está preparada para comprender» pero ¿Y si pusiéramos en forma nuestros ojos y mentes para ver y comprender de una manera más certera? ¿Y si no simplificáramos tanto un mundo que hoy cada día se presenta más y más complejo?

No es la primera vez que te habrás encontrado con una reflexión igual, pero me gusta cómo la expresa Shannon L. Adler. (Gracias, Lauren, por pasármela).

Te invito a que extrapoles estas palabras de Shannon más allá de un libro o de un poemario; que tengas en cuenta cómo lees notas, artículos e emails; que, más allá de la palabra escrita, te des cuenta de cómo te acercas a las canciones, a las películas, a las conversaciones, al arte…

Y, ya qué estamos, quizá sería una buena idea revisar lo que lees y dónde lo lees, no sea que sean fuentes que solo ratifiquen lo que ya sabes (o crees saber, porque siempre vas a las mismas y dan una única perspectiva). Teniendo internet, no hay excusa para no tantear un poco qué se dice fuera de ellas y reflexionar luego sobre las informaciones que hayas recolectado, sin olvidar, eso sí, que puede que estés buscando lo que «quieres» encontrar.

OBJETIVO 1: Ser un poco más consciente de cómo interpretas al mundo. Identifica tus preferencias, inclinaciones y creencias que están detrás de esa interpretación.
OBJETIVO 2: Escuchar y leer puntos de vista distintos a los tuyos de una manera más abierta, considerando su integración y ampliando tu visión.
AUTOR: Shannon L. Adler
CATEGORÍA: Más allá de lo que primeramente lees, escuchas o sientes.

Un rescate universal

La historia de «Los 33» es de aquellas que cumplen (con creces) aquello de que, a veces, la realidad supera la ficción y de que la fe mueve montañas.

Esta semana se cumplen 4 años de un rescate que roza la épica y que fue seguido en directo por los medios de comunicación de todo el mundo.

Hasta el momento, hay dos películas sobre el hecho (de las dos, a mí me gustó más Los 33) y también un sinfín de reportajes y artículos al respecto.

Hoy recordamos esta historia de esperanza, fe, liderazgo y mucha perseverancia.

7 Pinceladas

  • La historia se sitúa en las minas chilenas de San José, a 700 metros bajo tierra y a una temperatura alrededor de los 37º.
  • La mina había dado «avisos» de alarma y peligrosidad (la montaña se estaba derrumbando) pero, desde Dirección, se decidió proseguir con normalidad.
  • El 5 de agosto de 2013, 33 mineros quedan atrapados y se resguardaron en el refugio: tenían una contingencia mínima que les aseguraba únicamente 3 días de provisiones.
  • Uno de los mineros (Mario), tomó el liderazgo del grupo y la comida se racionó al máximo para poder sobrevivir más tiempo.
  • Mientras tanto, gracias al empeño de las familias y al tesón del Ministro chileno de Minería, y aun conscientes de las mínimas posibilidades de encontrarlos con vida, se puso en marcha un plan para rescatarlos.
  • El 22 de agosto, 17 días más tarde del derrumbe, y en el momento más crítico para los mineros, que ya se habían quedado sin comida, la perforadora utilizada en la operación llegó al punto donde se encontraban todos ellos, que mandaron un mensaje escrito en papel hacia arriba informando de que todos estaban a salvo.
  • Tras una logística que roza la épica, el 13 de Octubre, 69 días después del derrumbe, TODOS los mineros fueron rescatados con vida.

[Apunte extra]: A día de hoy, ninguno de ellos ha recibido compensación económica y los propietarios de la mina nunca fueron juzgados. Es más, muchos de ellos sufren problemas de salud y no tienen trabajo.

Lecciones de los 33 y su rescate

#1. Los momentos exasperantes necesitan calma, comunicación y liderazgo.

¿Te imaginas el sustazo de estar encerrado en un mina sin poder comunicarte con el exterior y sin saber si volverás a ver la luz del sol y abrazar a los tuyos? Es más, ¿te imaginas ese sustazo compartido por 33 personas a la vez? Uf, uf, uf.

Sinceramente, yo creo que la situación hubiera caído en el más profundo caos de no haber sido por un liderazgo nato y respetado por todos (fuera y dentro de la mina). Y es que tiene mucho mérito que en un momento así, alguien decida tomar la responsabilidad, ya no solo de su vida, sino la de todos los demás, en plan superhéroe. Eso sí, como un regalo del destino, el líder había hecho un curso de cómo manejar un equipo en momentos de alarma.

Por su parte, el Ministro de Minería de Chile también asumió una gran responsabilidad, tomando decisiones arriesgadas y con un liderazgo que supo mantener a lo largo de la operación.

Podríamos resumir que el rescate pudo ser un éxito gracias a ambas partes; las mismas que supieron cohesionar a mineros y población y transmitir en cada momento qué pasaba y qué se necesitaba. Eso sí, sin olvidar que tan importantes fueron los líderes en sí como aquellos que los siguieron; los mismos que mantuvieron la razón por encima del impulso y las emociones, que no debió de ser nada (pero que nada) fácil.

Y eso me lleva al siguiente punto, el del equipo.

#2. Cuando hay un objetivo común, mejor sumar fuerzas.

Fuera por desesperación, unidos por la esperanza de un final feliz o quizá para no acabar en la locura más cruel, todos y cada uno de los mineros necesitaron dar carpetazo a la discordia y el egoísmo, dejar de lado sus diferencias y adaptarse a la realidad del momento; tenían un objetivo común, la supervivencia, y ésta requería valores como la empatía, la convivencia, la cohesión y el compañerismo., todo un reto, teniendo en cuenta que tenían que compartir un refugio minúsculo, oscuro y con unas provisiones racionadas (aunque luego les abastecieron con alimentos y se les suministró luz).

Como en el punto anterior, también en el exterior se necesitó una actitud similar y todos aquellos que participaron en el rescate (familiares, amigos, la gente del ministerio, expertos internacionales, operadores, técnicos y voluntarios) también tuvieron que cohesionarse y formar un equipo sólido, que lo hicieron, convirtiéndose cada uno en una pieza clave del engranaje.

#3. La fuerza del compromiso, la paciencia y la perseverancia.

Cuando el Ministro de Minería decidió que va iba a hacer todo lo posible para intentar rescatar a los mineros, lo hizo desde el compromiso total, llevando a cabo una operación titánica en la que participaron instituciones y expertos internacionales.

Por su parte, las familias de los mineros dejaron sus vidas para centrarse en el rescate, creando una comunidad fuerte y cohesionada, aun sabiendo que, quizá, el final no sería feliz.

El compromiso iba más allá de hacer todo lo posible para que resultase un rescate exitoso, también consistió en cuidar cada paso que se daba, desde la paciencia y la perseverancia, para no asumir riesgos que pudieran llevar al desastre. Más bien al contrario, poco a poco y ajustando el plan y sus alternativas. (Un ejemplo claro fue que el rescate del primer minero duró una hora, pero el último necesitó solo de unos minutos).

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#4. Los momentos de humildad, modestia y triunfo compartido son sublimes y tienen valor universal.

Puede que, dentro y fuera de la mina, hubiera momentos de orgullo, que puede ser (somos humanos y esa posibilidad va con nosotros) pero, en general, lo que percibí yo viendo la película y algún documental era la sensación de un triunfo compartido en la que todos fueron imprescindibles y en la que se percibía la máxima gratitud por ese final en el que el esfuerzo tuvo recompensa.

Supongo que la tragedia ya era suficientemente tragedia como para ir de héroes.

Hay dos momentos que me parecen claros ejemplos de sensatez y humildad: 1/ cuando el Jefe de Operaciones cede el liderazgo al compañero que mejor va a llevar el grupo (por conocimientos, por carácter) pero decide ser el último en salir de la mina, solo cuando sabe que todos los demás están a salvo, y 2/ cuando el ministro no intenta robar protagonismo a los mineros y su reencuentro con sus familiares.

Apuntes finales

Yo no sé si crees en los milagros, pero, más allá de aquellas cosas incomprensibles llenas de magia, que bienvenidas son, está claro que, se necesitó más que un grano de mostaza para que la historia acabara bien: el compromiso, el tesón, la fe, la confianza absoluta en el otro y la unidad fueron las piezas claves.

Lo que sería interesante es recordar la actitud y los valores de todos los protagonistas de esta historia y ponerlos en práctica sin tener que quedar atrapados bajo tierra o vivir una pesadilla como la que vivieron esos 33 mineros y sus familias, cuyo sufrimiento fue compartido por todo el mundo.

Y una última reflexión: ¿y si realmente la fe mueve montañas? ¿Y si el universo echa una mano cuando la esperanza es tan grande que rompe cualquier barrera? ¿ No nos ayudaría pensar en esa ayuda extra?

La historia de «Los 33», de los casos más claros del conocido «Todos somos uno».

Tríada esencial: esperanza, humildad y fraternidad

Yo no soy muy fan de la Iglesia Institucional (y está claro que no ha sido siempre un buen ejemplo para la Humanidad, y que tiene sus trapos sucios y demás) pero el Papa Francisco me parece una persona Rock&Roll (tanto como The Young Pope, que me pareció un personaje brutal, dicho sea de paso). Es más: oportunidad que le doy para sorprenderme, oportunidad que aprovecha (y sin saberlo).

Una de esas oportunidades fue su charla para TED; en este caso, un discurso grabado en el Vaticano que se emitió en la ciudad canadiense de Vancouver [25.04.2017]. Y, claro, me faltó tiempo para buscarlo y averiguar su mensaje, el mismo que hoy comparto contigo (porque, sí, es interesante más allá de las creencias religiosas que tengas, si las tienes).

En su charla, el Papa Francisco reconoce que actualmente el mundo está lidiando con retos importantes para asegurar el bienestar de todos y que es necesario un cambio de rumbo que deje atrás el desperdicio y la obsesión con lo material y que se centre en cuidar al prójimo, recuperando los valores morales y el compromiso al diálogo entre todos.

Quiero resaltar tres momentos recogidos en tres citas:

El primero es sobre la fraternidad.

Qué maravilloso sería si el aumento de las innovaciones científicas y tecnológicas correspondiese también con una mayor equidad e inclusión social. Qué maravilloso sería si, mientras descubrimos nuevos planetas, descubriésemos las necesidades del hermano y la hermana que orbitan a mi alrededor. Qué maravilloso sería que la fraternidad, esta palabra tan bonita y a veces incómoda, no se redujese solo a la asistencia social, sino que se convirtiese en la actitud básica en las decisiones a nivel político, económico, científico, y en las relaciones entre personas, entre pueblos, y países. Solo la educación en fraternidad, en una solidaridad concreta, puede superar la ‘cultura del descarte’, que no trata solo de alimentos y bienes, sino ante todo de personas marginadas de sistemas tecnoeconómicos, en cuyo centro, sin percatarse, a menudo ya no está más el hombre, sino los productos del hombre.

El segundo sobre el poder de la esperanza:

Tener esperanza no significa ser optimistas, ingenuos, ignorantes del drama de los males de la humanidad. La esperanza es la virtud de un corazón que no se aferra a las sombras, que no se refugia en el pasado, que no vive a duras penas el presente, sino que sabe ver el mañana. La esperanza es la puerta abierta al porvenir. Es una semilla de vida, humilde y oculta, que con el tiempo se transforma en un gran árbol; es como una levadura invisible que hace levar la pasta, que da sabor a toda la vida.

El tercero, sobre la revolución de la ternura:

¿Qué es la ternura? Es el amor que se acerca y se hace concreto. Es un movimiento que parte del corazón y llega a los ojos, a las orejas, a las manos. La ternura es usar los ojos para ver al otro, usar las orejas para sentir al otro, para escuchar el grito de los niños, de los pobres, de quien teme al futuro; escuchar también el grito silencioso de nuestra casa común, de la Tierra contaminada y enferma. La ternura significa usar las manos y el corazón para acariciar al otro, para cuidarlo.

¿Le das una oportunidad?

OBJETIVO 1: Reconocer cómo te sientes al descubrir el punto católico del «inventado de hoy», sobre todo si no eres alguien de Iglesia.
OBJETIVO 2: Identificar qué acción pequeña, a lo lanzador de estrellas, puedes llevar a cabo en el día de hoy y durante la semana.
CATEGORÍA: Lo sabemos, pero nunca está de más que alguien nos lo recuerde.

[Apunte extra]: la fraternidad, aquello del «todos somos uno» y «somos ciudadanos del mundo», es imposible sin libertad e igualdad (recordemos la divisa «Liberté, Égalité, Fraternité», que su orden será por algo). Una fraternidad sin libertad (de expresión, de prensa, de voto) da lugar a la tiranía y a la esclavitud; una fraternidad sin igualdad es fraude e hipocresía… Quizá habría que recuperar el alma de la Revolución Francesa de una forma más global evitando sus errores. Nada más, para que lo tengamos en cuenta… Esperanza, humildad, libertad, igualdad y fraternidad.

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