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Artículos y destellos para ser cada día mejor.

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Archivo de enero 2018

Y es que lo queremos todo

Sí, lo queremos todo y nuestro ideal es hacer malabarismos con todo lo que se nos antoje: estabilidad y aventura, carrera profesional y vida familiar, actividades culturales y disfrutar de la naturaleza; tener suficientemente tiempo como para quedar con los amigos, ir al gimnasio, ver series, leer, hacer las compras, aprender a tocar el violín, hacer ese posgrado que parece que, este sí que sí, nos llevará a ese punto de inflexión laboral que tanto deseamos…

Y, eso, sin contar con responsabilidades como tener descendencia (una elección como cualquier otra) o estar a cargo de alguien que depende de ti (que me parece menos elección, pero que es una situación que influye en el resto de nuestra vida, como los gastos básicos para una vida que consideremos digna).

En fin, que lo de quererlo todo, no sacrificar nada y hacer malabarismos está muy bien (y tenerlo todo podría ser un BINGO, sí), pero «muy saludable» no puede ser.

No sé, sería como estar en un buffet libre y comer tortilla de patatas, pizza, pasta al pesto y arroz con bogavante de una sola sentada. ¿O no es verdad que incluso comiendo raciones completas de todos ellos estás descartando tu salud (y sentirte en un cuerpo ágil y estupendo)?

La vida nos hace elegir y priorizar, que no es ni bueno ni malo, sino que es (y eso debería ser suficiente para quitarnos presión de llegar a todo y ser todo, que nadie nos lo pide, excepto nosotros, aunque la sensación es que nos lo pide la vida/la sociedad/el mundo en el que vivimos).

Supongo que habrá malabaristas naturales y algunos que tienen un equilibrio satisfactorio en todos los aspectos de su vida porque tienen la vida económica solucionada (que, vamos, estupendo); pero yo creo que la mayoría de los mortales estamos en una situación bien distinta, una que solo nos permite tener un número limitado de experiencias.

En fin, que no sé en qué momento nos tomamos en serio eso de «tomadlo todo» cuando sabemos (por experiencia, no por libros) que no puede ser, que siempre siempre siempre hay que decidir. Y que decidir es mucho mejor que no hacerlo.

El primer paso, tomar la decisión, es el más importante de todos. Luego ya es cuestión de ir viviéndola, pasito a pasito.

¿Pastilla roja, pastilla azul?

La La Land y saudade

Y eso me recuerda al (gran) final de La La Land, para mí uno de los mejores que habré visto nunca y la auténtica razón de su existencia (si no la has visto y quieres verla, hazte un favor y sáltate el resto del párrafo), ésta: lo que pudo ser y no fue; lo que queda en el mundo platónico de las ideas aun sabiendo que lo ideal seguramente no hubiera devenido  lo real.

De hecho, hay una palabra en portugués que (creo) podría englobar ese sentimiento: saudade, que encima suena bonito. Lo cierto es que la palabra tiene varias acepciones, entre ellas la que me parece más interesante: esa morriña subjetiva de algo que no sucedió. O así lo entiendo yo.

Apuntes finales

Creo que:

1/ La vida es decisión (desde la cabeza) y elección (desde el corazón) y que lo mejor es que una y otra estén en armonía, consiguiendo así menos quebraderos de cabeza, más coherencia y mayor plenitud.

A ese mixto de palabras voy a tomarme la libertad de bautizarlo con un nuevo «palabro»: deciección.

y 2/ Los descartes ocasionados por las deciecciones (que algunos serán siempre considerados sacrificios) quedan en el Mundo Platónico de «lo que pudo ser» (pero recordemos que, a ciencia cierta, no sabremos nunca si alguna vez hubieran podido, eso, llegar a ser). Vamos, que es imposible volver atrás.

Dicho esto:

1/ Considero importante que la existencia de ese Mundo Platónico (imaginario, propio de cada uno) no sea un motivo para machacarnos por elecciones pasadas que ahora no consideramos del todo acertadas ni, menos aun, hacernos posponer nuestras decisiones de hoy y mañana, que son las que nos deberían importar y las que marcan el futuro.

(Y no, no creo que haga falta buscar la deciección perfecta, sino una «suficientemente buena» para seguir desde ahí, sin garantías, pero con la tranquilidad de saber que hemos sido coherentes, que no es poco).

y 2/ ¿Por qué no nos preguntamos más a menudo qué nos acerca a lo que realmente nos gustaría que fuera nuestra vida, asumiendo de antemano que habrá que dar adioses, y que alguno de ellos puede que no nos guste? ¿Por qué no comprometernos luego con esas deciecciones y dedicarnos a ellas dejando de  intentar controlar el tiempo? ¿Por qué no arriesgarse a lo que puede ser en lo real y no en lo ideal y abandonar tanto malabarismo, la mayoría impuesto de forma artificial?

Acabo con otro batallón  de preguntas y un apunte extra:

El batallón:

En tu vida, ¿has hecho más decisiones o elecciones? ¿Identificas entre ellas alguna decieacción? ¿Qué crees que has dejado atrás? ¿Cuáles son tus «sacrificios»? ¿Vives en consonancia con tus valores actuales?  ¿Es hora de replantearte algunos cambios? ¿Qué consideras o considerarías «suficiente»?

El apunte:

El otro día escuchaba que el camino de la verdad es el que nos acerca a la alegría. Quizá entonces podemos tomar nuestras decisiones haciéndonos la pregunta de qué nos puede dar alegría e ir diseñando nuestro camino desde ahí.

Y a ti, ¿qué te hace sentir bien, alegre y en total sintonía con la vida?

La fuente de las lágrimas

Hace muchos años (en 1996) estuve de vacaciones con un programa juvenil Crimea, Ucrania y desde entonces, es uno de los sitios que recuerdo con más cariño.

Ahí descubrí los enormes (e impactantes, sobre todo por la luz) cuadros de Azvaikovski, me enamoré del paisaje que regalaba el Kara Dag, aprendí que «dai ruku meini» significa «dame la mano» (gracias a esta canción), me harté de comer plov y chee-böreks (arroz y empanadas, vamos) y supe que a los rusos (de por aquel entonces, aquellos que estaban de vacaciones en Crimea), les gustaba cantar a grito pelado Desperado de Antonio Banderas tanto tantísimo como beber vodka tirados en la playa de Koktebel, fuera la hora que fuera. (No te puedo ni contar lo que nos chocaba eso de ver botellas de vodka a media mañana en vez de colas y naranjadas).

Pero si me tengo que quedar con un solo momento, escojo el que me llevó a descubrir la escultura (¿fuente?) que hoy convierto en destello visual, pero que también hubiera podido ser de palabra o de vídeo, puesto que, como mínimo, inspiró un cuento, una novela y un ballet.

Ya no es solo por ella en sí, sino por su historia, su significado y como el protagonista transformó su pena de una forma artística, que es lo que para mí es lo realmente relevante, aunque fuera un encargo y no utilizara sus propias manos para hacerla realidad.

Para ello, tenemos que retroceder en el tiempo hasta el siglo XVIII, en una de las últimas etapa del kanato de Crimea, con Quirim Giráy como kan. Resulta que vivía en su palacio en el que tenía un harén, aunque casi siempre estaba en batalla, conquistando nuevas tierras.

Y ahora viene la parte de leyenda, que tiene versiones, porque yo no tengo muy claro si la protagonista de las lágrimas vertidas de forma interrumpida por la fuente es por una mujer joven que se trajo el khan de Polonia, María Potocka, o por el amor a su concubina preferida, Zarema. Y, bueno, por decirte que hay una versión que incluso apunta a que fue la misma Zarema quién mató a María presa de los celos por arrebatarle el puesto de «preferida»…

Pero es lo de menos: fuera quien fuera de las dos, y cómo lo hiciese, «la amada más amada» del kan murió y él, destrozado y roto por su tristeza, hizo construir una fuente en la que el agua cae como gotas, representando sus lágrimas y su enorme pena tras la pérdida, que no tendría fin y que quiso perpetuar.

Como apunte más dramático, hay un busto del kan mirando hacia la fuente.

Y la fuente lleva llorando desde 1764.

La creatividad y el arte y su capacidad curativa…

la fuente de las lágrimas kan crimea en backsijarai

OBJETIVO 1: Conocer este rincón en el mundo dedicado a la tristeza.
LUGAR: El palacio del kan de Bajchisarái.
APUNTES EXTRA: Ya en la etapa internet, descubrí que, por supuesto, no había sido la única a la que le había impactado la fuente y lo que represanetba. EN 1821, Pushkin escribió un relato sobre la hitoria del Kan e, espirándose en sus palabras, se creó un un cortometraje (1909), una ópera (1911) y un ballet (1934). Más adelante, incluso un libro. Otros ejemplos de cómo una primera propuesta puede inspirar la creación de otras las tienes a través de un poema de Lorca y una canción de Bob Dylan.

Cuando las ideas no son fruto de un fortuito eureka

8 años va a cumplir esta charla TED. Sí, 8, que me parecen muchísimos: pero es que incluso me cuesta pensar que llevamos 18 de este siglo XXI que en 1992 me parecía que no iba a llegar nunca.

Bueno, pues, después de esta reflexión que no venía a cuento (pero de verdad que no sé cómo los años pasan así de rápido), déjame contarte un poco de qué va el vídeo, por si crees que te puede interesar, que yo creo que sí.

En la charla, el escritor Steven Berlin Johnson nos recuerda que una gran idea no tiene por qué ser fruto de un momento de eureka. Es más, apunta que, la mayoría de las veces, las buenas ideas surgen de la curiosidad, el estímulo, la conexión y las sinergias; que las ideas tienen un recorrido y que no nacen de la nada, aunque pueda parecer todo lo contrario.

Y es cierto que podemos tener una epifanía como la de Samuel Beckett o encontrar la respuesta o la solución que buscábamos debajo de la ducha (vale, sí, y a saber cuántas sinergias hay detrás de ambas situaciones), pero, por si acaso, no está de más recordar que podemos encontrar esa respuesta en compañía, interactuando.

¿Hasta qué punto las ideas geniales no surgen de lo que pasa a nuestro alrededor, de nuestras conversaciones con los demás, de lo que leemos, de viejas ideas, de un chiste malo?

No descartes que tus corazonadas sean fruto de muchos factores, requieran tiempo para aparecer y, como dice Steven, sean lentas. ¿Una inspiración viene de la nada o de todo un mecanismo detrás?

Dicho esto, pon atención y no desprecies esa conversación que has tenido con «el hombre ése del bigote a lo Cantinflas» mientras hoy esperabas a que llegara el autobús (por ejemplo).

OBJETIVO 1: Recordar que los momentos eureka pueden ser frutos de conexiones entre ideas. ¿Cómo conectas lo que sabes? ¿Quién te inspira? ¿Te acuerdas de alguna situación en la que identificaras esa suma de ideas?
OBJETIVO 2: Conocer a Design that Matters (Diseño que Importa), una organización sin ánimo de lucro que proporciona soluciones tecnológicas (súper ingeniosas y económicas) a necesidades en países con pocos recursos.
PROTAGONISTA: Steven Berlin Johnson.
CATEGORÍA: Batallón de ideas que hacen pensar.

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